| domingo, 15 de agosto de 2004 | LAS ROSAS El hombre que después de siete años repitió el mismo asesinato Había estado preso por el homicidio de su pareja. El miércoles mató a su novia a martillazos y se suicidó Gastón Maurino, un changarín de 28 años que había cumplido condena por haber asesinado siete años atrás a su concubina, volvió a quedar preso de un ataque de violencia y mató a martillazos a su novia, con quien mantenía una relación no consentida por los padres. Un día después, cercado por la investigación policial, se ahorcó en una dependencia trasera de su casa en la localidad de Las Rosas, a 120 kilómetros de Rosario.
El hecho conmocionó a esta localidad de 15 mil habitantes, cabecera del departamento Belgrano, poco habituada a este tipo de episodios. Andrea Fabiana Paiva, de 17 años, salió de su casa a las cinco de la tarde del miércoles pasado con la excusa de ir a trabajar como empleada doméstica, pero mintió. Desde hacía varios meses tenía un noviazgo "a escondidas" con Gastón Maurino, un ex presidiario con problemas de drogas y alcohol. Ambos se encontraban en la casa que el novio habitaba con su hermano, Mauricio, un docente de una escuela rural muy apreciado por sus vecinos.
Esa tarde, al parecer enceguecido por un ataque de celos, tomó un martillo bolita y lo incrustó varias veces en la cabeza de la adolescente, provocándole una muerte casi inmediata. Luego arrojó el cuerpo a un aljibe ubicado en el patio e intentó hacer una vida normal, como si nada hubiese ocurrido.
La búsqueda Mientras tanto, la policía comenzaba a buscar el paradero de Andrea ante la preocupación de los padres. Por primera vez, la joven no regresó esa noche a su casa. Entonces los padres comunicaron su desaparición en la guardia de la Unidad Regional III. La preocupación de los familiares se acrecentó el jueves en horas de la mañana. Fabiana Puntunet, la madre de Andrea, visitó varios domicilios de vecinos, familiares y amigas, pero su hija no aparecía. Avanzada la tarde del jueves, volvieron a concurrir a la dependencia policial para saber si había novedades y se encontraron con que el hermano de Gastón que, entre llantos, comunicaba el suicidio.
"En ese momento pensé que la había matado. Sabíamos del antecedente que tenía y por esa causa no estábamos de acuerdo son esa relación, pero ella lo veía a escondidas. Desde hacía unas semanas estábamos preocupados porque Gastón ya la había amenazado de muerte", contó el padre de Andrea, Alberto Paiva. El hombre casi no podía hablar. Apenas una hora después de la sepultura del cuerpo de su hija, tuvo que internar en el hospital local a otro hijo por un problema de salud. "Lo único que sé es que él la mandaba a llamar. Lamento mucho lo sucedido porque le reprochaba esa relación. No obstante, mi hija no me hacía caso", contó el padre quebrado por el dolor.
La casa de los Maurino está en calle Paso de los Andes al 300. Gastón vivía en esa vivienda desde hacía unos dos meses, luego de que su hermano le diera alojamiento. Entre el vecindario, las versiones son contradictorias. Algunos personas aseguran que en Las Rosas muy pocas personas le daban cabida al ex presidiario. "La gente lo marginaba porque este pueblo es un poco cerrado y no comprende estas cosas", confió una vecina de los Maurino.
Otros vecinos dicen lo contrario. Andrea tenía un hijo de algo más de un año, fruto de una relación sentimental anterior a la que mantenía con Gastón. La personalidad violenta sumada a los celos (algunos vecinos dicen que Andrea era cortejada por otro hombre) son las versiones en las que trabaja la investigación policial.
"Vení solo" "Estoy en la parte de atrás, vení solo, decía la nota que Gastón dejó a su hermano antes de suicidarse", informó el jefe de la Unidad Regional III, Jorge Arana. La autoridad policial del departamento Belgrano dijo además que "la policía inició una búsqueda intensiva al tomar conocimiento de la desaparición".
El padre de Andrea no coincide en este punto. Opinó que la policía no dio demasiada importancia al primer pedido de paradero, y agregó que el día posterior a la desaparición "acudieron de una abogada porque pretendían que el caso lo tomara rápidamente la Justicia". "Sabíamos que había matado a una mujer de apellido Raudini y que tenía problemas con las drogas y el alcohol. A veces solía verlo borracho en boliches y me dijeron que fumaba porros. Esto es una desgracia enorme para toda la familia", remarcó el tío de Andrea, Paulo Paiva. enviar nota por e-mail | | Fotos | | El cuerpo de la joven fue escondido en un aljibe. | | |