| domingo, 15 de agosto de 2004 | Cocina: Torta negra Por Quique Andreini / La Capital Esta es una deliciosa torta cuya receta me fuera solicitada por una lectora, y que comparto para que pueda disfrutarla en rueda de amigos o venderla, quién le dice. Ya lo dijo don Jorge Luis Borges: "Al cabo de los años, un hombre puede simular muchas cosas, pero no la felicidad". No tiene nada que ver, pero es genial.
Y ahora vamos a la torta: unte con margarina tres moldes redondos de 20 centímetros de diámetro y cubra el fondo de cada uno con un círculo de papel enmantecado. Casque cuatro huevos en un bol, agregue 150 gramos de azúcar molida, perfume con esencia de vainilla y bata con un batidor de alambre para incorporar aire manteniendo el bol suspendido sobre un recipiente que contenga agua caliente, procurando que no toque el agua (de esta forma el batido quedará ligero y espumoso: es un viejo truco de los pasteleros que ahora usted también lo sabe).
Continúe batiendo hasta que la preparación tome punto de cinta, retire el bol del calor y siga batiendo durante un momento. Tamice 75 gramos de harina leudante con 25 gramos de cacao amargo e incorpore con suavidad a la preparación anterior. Derrita una cucharada de manteca y déjela caer en el bol por uno de los costados. Remueva con cuidado para ligar todo. No vuelva a batir para evitar que el bizcochuelo quede pesado.
Divida la mezcla en tres partes iguales y distribuya en los moldes. Hornée a calor moderado durante 30 minutos. Retire del horno y deje reposar un momento antes de desmoldarlos sobre una rejilla para que se enfríe. Aparte lave medio kilo de cerezas y separe algunas de las mejores para aplicarlas a la decoración, reservándolas enteras. Quite a las otras los cabitos y los carozos.
Para preparar el almíbar ponga en una cacerolita 350 gramos de azúcar molida y una taza de té de agua, cocine a fuego suave y cuando tome punto aromatice con dos cucharadas de licor de cerezas. Lleve a hervor vivo durante cinco minutos, reduzca el calor y eche dentro las cerezas descarozadas. Macere en el almíbar hasta que se pongan tiernas. Escúrralas y deje enfriar el almíbar.
Quite el papel que cubre los discos de bizcochuelo y pinche con tenedor la superficie. Con la ayuda de una cuchara bañe con el almíbar hasta que se impregne completamente (le confieso que yo utilizo un rociador para la ropa que tengo reservado sólo para eso y es perfecto). Para el relleno y la decoración bata 300 gramos de crema de leche colocada en un recipiente apoyado sobre hielo, y cuando comience a tomar espesor añada dos cucharadas colmadas de azúcar impalpable (algunos agregan cacao a esta crema).
Cubra con la crema dos de los discos y esparza sobre ellos las cerezas almibaradas. Arme la torta con los tres discos. Extienda el resto de la crema sobre la superficie y los costados valiéndose de una espátula. Apoye la torta sobre un papel y adhiera a los costados una tableta de chocolate para taza previamente pasado por rallador grueso. Encomiéndese a los ángeles y pase la torta a una fuente apropiada. Decore con las cerezas con cabitos que reservó y que mantuvo alejada de los niños y de su esposo. Mantenga en la heladera hasta el momento de servir. enviar nota por e-mail | | |