| domingo, 15 de agosto de 2004 | El hombre que no para de dibujar La inauguración de una muestra fue el escenario de un reencuentro con Caloi y Roberto Fontanarrosa Osvaldo Aguirre / La Capital Son tres pero parecen uno. Están unidos por una larga amistad y la pasión por el dibujo. Recorrieron las mismas revistas y se consagraron como artistas del humor gráfico. Viven en ciudades diferentes: Crist está en Córdoba, Caloi en Buenos Aires y Fontanarrosa en Rosario. Y cuando se reúnen ocurre algo especial, como pasó el jueves en el Centro Cultural Bernardino Rivadavia, al inaugurarse una exposición de Crist.
"Son los gángsters del dibujo -bromeó Crist en referencia a Caloi y Fontanarrosa-. Y hasta se han traído a un cronista". El aludido era el escritor Juan Sasturain, ex director de la revista Fierro, también presente.
La muestra "120 Crist dC. aR (de Córdoba a Rosario)", que puede visitarse hasta el 12 de septiembre, expone tres series de obras del dibujante cordobés: "Prostitución infantil", "Pequeños asesinatos" y "Aguafuertes". Se trata de trabajos sin relación con los cuadros que dibuja para la última página del diario Clarín.
"El oficio de humorista es hacer una traducción de la realidad -explicó Crist-. La cuestión es que yo me lo tomo muy en serio y la gente quiere más chistes. Entonces se publican las cosas más fáciles. Por eso hago estas exposiciones, para mostrar que hay otros temas que me preocupan y que evidentemente necesitan otro tratamiento".
Nacido en Santa Fe en 1946 como Cristóbal Reynoso, ha colaborado en las revistas Hortensia, Satiricón, Chaupinela y Humor, entre otras publicaciones. Según Juan Sasturain, "Crist es el tipo de dibujante que es bueno de salida: para mí no se puede decir que ahora dibuje mejor que cuando empezó. Es un dibujante compulsivo, un tipo que dibuja siempre y en todas partes".
La muestra que exhibe el Bernardino Rivadavia se enmarca en un largo y productivo vínculo del dibujante con la ciudad. "Mi relación con Rosario empezó a través de Fontanarrosa, en la época de Hortensia. El Negro fue a visitarme, nos hicimos amigos y entonces yo tuve la excusa para venir a verlo a él y conocí a toda la tropa, todos los dibujantes rosarinos y una movida que había en esa época".
El contacto se suspendió cuando Crist se radicó en España. "Pero me encontré con los rosarinos que vivían en España. Barcelona, donde viví dos años, estaba lleno de dentistas, arquitectos, psicoanalistas y dibujantes rosarinos".
"Con Crist y con el Negro Fontanarrosa hemos formado un trío desde que empezamos -contó Caloi (Carlos Loiseau)-. La relación empezó en los salones que organizaba la revista Hortensia en Córdoba, en los años 70. Tenían esa mala costumbre de hacer bienales, que no se hacían cada dos años sino cada tanto y que nos sirvió para conocernos en este gremio donde somos tan poquitos, e incluso conocer a nuestros maestros, como Oski (Oscar Conti), (Hugo) Pratt y (Alberto) Breccia".
Las armas del dibujante Para Caloi, "encuentros como los de esta muestra son una forma de revivir esa cosa romántica de los encuentros de dibujantes, que son aburridísimos porque nos ponemos a hablar de la tinta china, del plumín, de esas cosas que a nosotros nos llenan el alma".
La serie "Pequeños asesinatos" ofrece reconstrucciones de crímenes y violaciones, un identikit del sospechoso de ser el "asesino del idioma" -un personaje que evoca a los serial killers americanos- y un deslumbrante fresco sobre el gatillo fácil. "Yo trabajo para un diario, pero hay cosas que no puedo resolver con chistes, o que me dan para un chiste, pero yo sigo con el tema -apuntó Crist-. Aquella era la época de «no se olviden de Cabezas». Se hacían reconstrucciones de asesinatos todos los días, como si estuvieran ensayando algo. Y al otro día veías un asesinato de verdad en la portada de los diarios".
Los crímenes que dibuja Crist tienen una particularidad: se cometen con armas de fuego. "¡Porque me gusta dibujar los chumbos! -dijo- No es por otra cosa. Me parece que es muy expresivo para el dibujo". A su lado, Roberto Fontanarrosa hizo una aclaración pertinente: "Crist es el tipo más pacífico del mundo, pero tiene un conocimiento de armas y le gustan como diseño".
"Siempre me deslumbra en materia de dibujo -agregó Fontanarrosa-. Es muy virtuoso, tiene una gracia particular en todo lo que hace, que yo le envidio".
"Prostitución infantil" presenta una serie de retratos de gángsters tropicales -dibujados con panamá, traje de lino, guayaberas- y niños explotados. En la inauguración, ante una de sus obras, Crist podía revivir lo que dibujó: "Fijate esa nena lo que es -decía-. Es pequeñita, pero hecha mujer a los 9 años".
"Cómo empezó esa serie no sé -agregó-, el asunto es que la continué. Después yo escarbo en mis cosas y aparecen temas recurrentes: las armas, los gángsters. Dibujo siempre los mismos personajes, con variantes".
Los aguafuertes de Crist no son tales. "Compré un Roller -recordó, y extrajo uno del bolsillo de su saco-, lo probé y dije: «esto me recuerda los aguafuertes que yo hacía, cuando trabajé con Carlos Alonso». Pero es una imitación. Ahora todo es trucho: bueno, son aguafuertes truchas".
Según Sasturain, allí se encuentra precisamente una cifra del arte de Crist: "en esa serie hay un alarde de la línea. Crist es el tipo que da la vida porque el hombro, en un solo trazo, dé perfecto. En los aguafuertes se ve la mano y el desafío personal".
Según anunció el director del Centro Cultural, Rafael Ielpi, en el curso del año Caloi y Fontanarrosa harán sus propias muestras. El trío volverá a reunirse. enviar nota por e-mail | | Fotos | | |