| miércoles, 11 de agosto de 2004 | Las mejoras para los jubilados El aumento del diez por ciento dispuesto por el gobierno nacional para las jubilaciones y pensiones de hasta mil pesos es sin duda una de las mejores noticias de las últimas semanas para la población en general. No sólo porque la mejora está destinada al 95 por ciento del sector pasivo -en la provincia de Santa Fe alcanzará a 276 mil personas-, sino porque pone claramente de manifiesto la dirección que el Ejecutivo quiere darle al dinero del Tesoro proveniente del superávit fiscal.
En rigor, fue la ratificación de la línea política emprendida por el gobierno 15 meses atrás, ya que en su transcurso se realizaron cinco incrementos, pasando el haber mínimo de 200 a 308 pesos. Pero conviene destacar la decisión, porque el país se halla bajo fuertes presiones por parte de los organismos internacionales, que pretenden que se privilegie sus intereses antes que las demandas de las amplias franjas de postergados y excluidos a lo largo de todo nuestro territorio. Precisamente, víctimas de políticas aplicadas en el pasado con el consenso y monitoreo de esos mismos organismos.
Con este incremento también se logra saldar gran parte de la brecha abierta con la inflación desde el final de la convertibilidad -pese a que se sabe que algunos precios se dispararon más lejos de lo que parece- y se estima que habrá 115 mil hogares menos bajo la línea de la pobreza. En total, se trata de 1.500 millones de pesos destinados a la redistribución de ingresos, los que a su vez beneficiarán a los comercios, ya que se descuenta que esos ingresos serán destinados al consumo de productos de la canasta familiar.
Claro que aún falta mucho para que los abuelos puedan tener las condiciones básicas para sobrellevar la última etapa de su vida con mayor dignidad. No sólo se deben mejorar sus haberes, sino también la asistencia médica, la posibilidad de recreación, los lugares de encuentros y de protagonismo social. No obstante, esta decisión del gobierno muestra un patrón de conducta sobre cuáles deben ser las prioridades; es una señal de sensatez y racionalidad que debe tomar cuerpo en todos aquellos organismos del Estado que, de alguna forma, estén vinculados con la tercera edad. Son posibles otras iniciativas para beneficiarla y resulta imperioso implementarlas. enviar nota por e-mail | | |