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 sábado, 07 de agosto de 2004

La globalización y las ciencias sociales

"El libro es una apuesta por una polémica necesaria sobre la crisis del ejercicio de lo político en los últimos años, y los callados efectos que ella promueve en las producciones sobre filosofía y ciencias sociales", afirma Roberto Follari respecto de su última producción "La proliferación de los signos: la teoría social en tiempos de globalización", editado por Homo Sapiens y escrito junto a Nilda Bistué y Claudia Yarza, investigadoras del equipo que el docente de la Universidad Nacional de Cuyo dirige en Mendoza.

Según destaca Follari, el nuevo texto profundiza y amplía conceptos desarrollados en su anterior producción "Teorías débiles". "Se había advertido -recuerda- en tales estudios la pérdida de rigor epistémico y de exigencias metodológicas, a la vez que un apartamiento progresivo del pensamiento crítico, en el momento mismo en que Latinoamérica ha sido arrasada por planes económicos que han precarizado enormemente la condición social de la mayoría de la población".

De esta manera -agrega- esta paradoja entre necesidad de oposición ideológica definida, y ciencia social aquiescente y domesticada, aparece en "La proliferación de los signos" como propia no sólo de los estudios culturales, sino también de otros espacios de la producción teórica contemporánea. "Es cierto que estos diferentes espacios no son homologados entre sí; la filosofía política es criticada no en cuanto a sus específicos desarrollos, sino más bien en cuanto al "lugar" privilegiado que ha alcanzado en la reflexión actual", explica Follari.

"Tal fuerte posicionamiento -señala- es advertido como reemplazo de la práctica política misma, o de la construcción de una teoría política que tenga en cuenta los actuales condicionamientos económicos y políticos propios del capitalismo globalizado".

Por eso, dice el docente de la UNC, "la tesis del libro es que a falta de soluciones prácticas, hay un cierto salto al plano de "los principios" que distrae de tal falta de soluciones prácticas; lo cual se advierte aún con más claridad en el auge de la ética como disciplina académica, la cual no hace más que plantear principios "a priori" ajenos a la historicidad misma, que pretenden dictaminar sobre ésta o, peor aún, influenciarla decisivamente".

"La proliferación de los signos" esboza un desarrollo que seguramente continuará: "Es la globalización financiera junto a la posmodernización cultural, lo que promueve una especie de «centramiento de los signos sobre sí mismos», y lleva a la impresión de que la realidad material hubiera eclipsado tras una densa marea de textualidades y representaciones".

Al respecto, Follari indica que "la virtualización de lo económico que opera en la predominancia de lo financiero, combinada con la catarata de estímulos perceptivos operada desde el creciente universo masmediático, hacen que el mundo se haya vuelto fábula, que la realidad sea percibida como ficción, y no diferenciada de esta última".

"El trabajo material -agrega-, el esfuerzo físico presentes en la reproducción de la vida quedan opacados tras la saga interminable de incitaciones mediáticas al consumo, y de las operaciones financieras con tarjetas, bonos y demás representantes vicarios del dinero, los que son representación abstracta de ese abstracto que el dinero ya es con respecto de la producción material del valor".

Tal como continúa "siendo así, no es raro que la ciencia social reproduzca esta concepción desmaterializada de lo real, y ella misma se presente como textualista, ficcionalista, capaz de abandonar el conflicto concreto y la roca dura de la realidad social".

Finalmente, el autor afirma que "de tal modo que en tiempos de marginalidad social, inseguridad cotidiana y violencia en la resolución de los conflictos internacionales (Irak no es una excepción sino un síntoma), encontramos más análisis que nunca de identidades, imaginarios, textualidades y otredades que poco nos dicen -pero mucho nos ocultan- de los conflictos más flagrantes que en esta época debemos enfrentar".

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