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 sábado, 07 de agosto de 2004

Los padres y la participación en la escuela

La participación de los padres en el proceso educativo de los chicos es un tema de consenso de las distintas corrientes pedagógicas. Más aún si se tiene en cuenta que "desde la gestación hasta los primeros ocho años se realizan las conexiones neuronales que marcan para toda la vida sus capacidades intelectuales, volitivas y físicas". Desde esa perspectiva, Milagros López Aráez y Angela Hernández, capacitadoras españolas del proyecto Optimist, que implementan desde hace dos años en Rosario, los jardines Los Senderos y Manantiales, dialogaron con La Capital.

Una y otra ofrecieron detalles de cómo funciona el sistema y de qué manera es pensado, desde esa visión, el trabajo con los padres.

-¿En qué consiste el sistema Optimist?

Milagro López Aráez (MLA): Es un sistema de aprendizaje temprano que está basado en la neurología infantil. Consiste en dar una enseñanza integral de la persona, teniendo en cuenta mente, cuerpo y alma. Lo que se pretende es el desarrollo máximo de las capacidades del niño. No que se adelanten etapas. Pero si el chico, por ejemplo, puede aprender a escribir a los cuatro años por qué esperar a los siete. Se trabaja a partir de diversos programas que les permiten a los niños desarrollar hábitos sociales, sensibilidad hacia el arte y la naturaleza, buscando el logro de una personalidad desenvuelta y equilibrada.

-¿Cuál es el lugar que ocupan los padres en ese proceso?

MLA: Lo importante es que los padres puedan ver las capacidades que tienen sus hijos y acompañar con trabajos similares a los que se hace en el jardín.

-¿Qué tipo de actividades proponen para este acompañamiento?

MLA: Muchas veces los adultos juegan con los chicos como si fueran pequeños bebés. Pero los chicos que concurren al jardín son pequeñas personas, con capacidades muy altas. Hay una serie de actividades que los padres pueden realizar como trabajar todo lo que sea la organización corporal y el movimiento. O también el tema de la lectura, poniendo en la casa carteles. Otra propuesta es pasear aprendiendo y aprendiendo a través del paseo, donde los niños pueden reconocer objetos o productos. Nuestro trabajo es brindarles la capacitación necesaria para ese acompañamiento.

-¿Qué acontece con los niños cuando los padres no pueden participar de esa manera?

Angela Hernández: No nos imaginamos funcionando sin la ayuda de la familia porque los responsables de su educación son ellos, con la interacción de los docentes. Por eso primero trabajamos con los padres y luego con los niños, a través de entrevistas o las aulas para padres. Cuando un niño tiene un soporte afectivo estable, va a la escuela relajado, sin ningún tipo de estrés, se siente seguro y aprende del error. Aquel que no tiene una comunicación fluida con los padres, es más complicado y se nota la diferencia. Por eso se les brinda apoyo.

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