No hubo ni vendedores frente a la iglesia del patrono

Pocos fieles en el día previo a la celebración de San Cayetano

Estiman que recién hoy la gente asistirá masivamente cuando se realice la procesión a la plaza Libertad

Hoy se vuelve a celebrar el día de San Cayetano Patrono del Trabajo y todo está preparado en la iglesia que lleva su nombre, en Buenos Aires al 2100. Pero lo cierto es que desde el año 2000 hasta hoy la festividad convoca cada vez menos fieles. Y varios indicios dan cuenta de esta realidad: desde la baja de los puestos de venta ambulante hasta la falta de colas de personas en espera de encontrarse con la imagen del santo. La postal que se pudo ver ayer en las inmediaciones del templo fueron elocuentes, dos o tres puestos de ventas con las tradicionales estampitas, velas y flores, y apenas un puñado de creyentes rezando en la iglesia.

"No sé qué pasa, a lo mejor la gente ya no cree más en nada. Hace años a esta hora (por ayer al mediodía) el lugar era una romería, no se podía ni caminar", aseguró Norberto Funes, 53 años, que acude a la festividad de San Cayetano desde hace 21 años.

La merma de los creyentes fue ayer tema de debate y reflexión entre los vecinos de la iglesia. Con distintos argumentos, algunos hasta contradictorios, cada quien intentó develar el fenómeno. La falta de dinero para tomar el colectivo, la mejora en la situación social y laboral, la expansión de otras religiones, la falta de convocatoria de las autoridades de esta iglesia y el escepticismo generalizado fueron algunos de los esgrimidos. Aunque todos pronosticaron que hoy el sitio se verá colmado tanto en las misas como en la procesión que se hará, a partir de las 15, hasta la plaza Libertad. "Siempre está llena de gente la procesión", dijeron todos los consultados por La Capital.

Según el puestero Juan Ramón Almirón, 58 años, el responsable de que cada vez haya menos fieles en San Cayetano es el propio rector de la iglesia, Ernesto Longui. "Muchas veces son los sacerdotes, que no dan respuestas a la gente. Las ventas bajaron cualquier cantidad, ya ni los propios vendedores vienen para esta fecha", aseveró el hombre mientras ofrecía las tradicionales estampitas con una espiga.

Lo cierto es que el templo abrió ayer desde temprano y estaba impecable, decorado con flores blancas y amarillas, con carteles indicadores de la entrada y salida, y la nave central acordonada para ordenar la llegada y salida de los creyentes.

María Elena Melo tiene 63 años y hace 40 que tiene un negocio frente a la iglesia. Ella es una ferviente devota de San Cayetano. "De toda la vida", aseguró. Si bien la mujer cree que hoy los creyentes desbordarán el lugar, admitió que años anteriores, cuando se celebraban el día previo las misas novenas (a las 19), la doble fila ganaba las veredas. "Todo es plata, antes la gente venía en familia, desde los barrios y hoy no lo puede hacer, también es cierto que hay muchas sectas nuevas y la gente empieza a creer en esas cosas", afirmó María Elena. El minimercado de la mujer tiene también a la venta velas de diversos colores que corresponden a distintos santos religiosos.

El director de Control Urbano municipal, Aldo Fabuchi, señaló que sólo 187 interesados hicieron los trámites para ocupar los 207 puestos de venta que se habilitan para esta celebración. "Hay 18 puestos comestibles, 6 pororeros y el resto es santería", detalló. Los vendedores no pueden ubicarse en las veredas frente al templo. "Nosotros ayudamos a ordenar, y estaremos en el lugar con inspectores y policías durante todo el día", agregó.

En la iglesia habrá hoy misas cada hora desde las 5 hasta las 23, que serán oficiados por el sacerdote de ese templo y también por curas de otros barrios. Sólo habrá un intervalo de 13 a 15, tras lo cual comenzará la tradicional procesión hacia la plaza Libertad (Sarmiento y Pasco).

Allí estará presente el arzobispo de Rosario y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, monseñor Eduardo Mirás. Los organizadores creen que, como otros años, la mayor cantidad de fieles se congregará a ese lugar.

Ayer no había casi nadie en el templo.