Criminales al volante

Hará unos 20 años, mientras viajaba parado agarrado del asiento del chofer de un colectivo porque el mismo estaba repleto, fui testigo involuntario de cómo el hombre que lo manejaba cometió un acto criminal. Con toda premeditación le hizo creer a un auto que circulaba por la izquierda del ómnibus que lo "protegía" al cruzar en cada esquina, pero en determinado momento frenó de golpe y el auto siguió, estampándose con otro que, al no tener la visión adecuada, cruzó pensando que el colectivo le estaba dando paso. Al mismo tiempo que se producía el choque el ómnibus en cuestión siguió su marcha como si no hubiera pasado nada, mientras el chofer no podía parar de reír. En ese momento pensé que nunca había que confiarse en situaciones semejantes. A pesar de tener esta anécdota permanentemente presente cuando manejo, hace dos meses no pude evitar ser víctima de un accidente similar. Circulaba con mi auto por calle La Paz cuando en el cruce con España un colectivo que venía con regular velocidad por esa arteria aceleró como para chocarme. Tuve a su vez que acelerar yo también y logré pasar por escasos centímetros. Lo que nunca me imaginé es que me estaba haciendo la vieja "camita": una camioneta Ford que venía "chupada" por su costado izquierdo y que no me había visto (ni yo a ella, porque el monumental armatoste nos tapaba la visión), apareció como de la nada e impactó en mi puerta. Los dos vehículos quedaron destrozados y yo estuve shockeado por unos minutos. Mientras los vecinos de la zona y la policía acudían pronto a ayudar, el colectivo aprovechó que la confusión lo había vuelto "invisible" y se alejó raudamente. Aunque la gran mayoría de choferes son personas serias, responsables, y de intachable conducta, éste es un "juego" perverso que, evidentemente, hace décadas que algunos criminales al volante gustan de vez en cuando realizar, y no puedo creer que ni las empresas, ni sus compañeros de trabajo, ni sus propios familiares o amigos no los conozcan ni los denuncien.

DNI 12.944.367