 | sábado, 31 de julio de 2004 | Deposiciones caninas Quiero colaborar con el señor Raúl Miguel Ghione, quien en su carta del día 23 de julio señala que, pese a su buena voluntad, no pudo conseguir en el mercado local los implementos necesarios para levantar las deposiciones que su perro acostumbra sembrar en la vía pública. Mi receta es sencilla y muy fácil de llevar a la práctica. 1) Se toma una pequeña bolsa de nylon (las de supermercado no son aconsejables por ser demasiado grandes), y se calza en la mano derecha a modo de guante, como el que se emplea para manipular material quirúrgico. 2) Con la mano izquierda se empuña una bolsa similar, y con la diestra enguantada se depositan allí las preciosas heces. 3) Culminado este operativo, el valioso fertilizante podrá ser almacenado en su domicilio (y hasta comercializado, si es lo suficientemente emprendedor) por el mismo propietario del can. ¡Mi querido señor Ghione! ya que usted tan erudito en cuanto a las benéficas propiedades de las heces de su perro, supongo que no le repugnará su contacto, y además sería una lástima que su eficacia como abono se desperdiciara, por la inhóspita aridez de nuestras veredas.
Carmen B. de Artacho
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