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 miércoles, 28 de julio de 2004

Asistidos desde el inicio
Médicos, psicólogos y enfermeros estudian integralmente al bebé internado en la sala de neonatología. Contención de las madres

María Laura Favarel / La Capital

El 40% de las habilidades mentales se gesta durante los primeros años de vida, período en el que la buena nutrición y los estímulos afectivos e intelectuales son considerados vitales. Especialistas en maternidad y pediatría advirtieron que la falta de nutrientes y estimulación, retarda y en casos extremos, atrofia el crecimiento físico y mental, que difícilmente pueda recuperarse en la adultez. Basados en estos principios Unicef Argentina lanzó una campaña para advertir la importancia del desarrollo en la primera infancia bajo el título "Un buen comienzo". Si estos aspectos son clave en el desarrollo del niño sano, mucho más importantes resultan a la hora de cuidar a un niño que, por diversas causas, debe quedar internado en una sala de neonatología. Conscientes de ello, desde hace más de 10 años en el Hospital Provincial de Rosario trabajan en forma integral con la mamá y el bebé internado.


Trabajo en equipo
En la sala de neonatología del Hospital Provincial trabajan interdisciplinariamente médicos, enfermeros y psicólogos. El proceso se inicia en la consulta con el obstetra, ante quien la futura mamá presenta los temores propios de la nueva situación. Alejandra Cechini, psicóloga integrante del equipo interdisciplinario de la sala de neonatología del Hospital Provincial, explicó a La Capital que "a partir del sexto mes convocamos a las mamás a participar de talleres", donde no sólo se ofrecen cursos de profilaxis obstétrica, sino que también brindan contención. "Tratamos temas puntuales de cada familia, como por ejemplo, si el niño por nacer fue esperado o no, cuál es la situación de los padres y en qué contexto familiar nacerá el bebé".

Una vez producido el alumbramiento, si el niño tiene alguna patología y debe quedar internado, el seguimiento se intensifica.


Evaluación del vínculo
"Así como el pediatra realiza mediciones de peso y talla, también es importante medir el desarrollo y detectar patologías", señaló Cechini. Especialmente se evalúa cómo se relaciona el bebé con su mamá, el lenguaje, la coordinación y las cuestiones afectivas. Se tiene en cuenta la respuesta del chico ante determinados estímulos. Por ejemplo, si el bebé hace un seguimiento con la vista cuando alguien le habla; si la mamá puede calmar el llanto y si el bebé le responde. Esto permite reconocer si madre e hijo están conectados y las significaciones que la mamá puede poner sobre el pequeño. "De esta manera se podrían detectar rasgos de trastornos en el desarrollo y trabajar tempranamente con estimulación", agregó la psicóloga.

"Se trata de una concepción integral del niño", explica. "No es un órgano que sufre una patología, sino una persona que pertenece a una familia, vive en una casa cómoda o con carencias, sufre o disfruta".

Durante la internación en neonatología, la observación de los gestos, las caras, la tensión muscular y el llanto permiten descifrar qué le ocurre. "Nos damos cuenta de que los bebés sufren porque después de haber vivido meses en un hábitat ideal como el útero materno, si quedan internados, de pronto se ven sometidos a intervenciones, sondas y pinchazos", acota Cechini.

Una forma de aliviar el sufrimiento es facilitando la cercanía de la mamá y los familiares. Por esto en el Hospital Provincial se permite la entrada de los padres a la sala de neonatología, sin límite de horarios. Una vez por semana pueden ingresar los hermanos y los abuelos.

"Muchas madres deambulan por los consultorios buscando un diagnóstico para su hijo en edad escolar", dice Cechini. "Esto se puede evitar si se efectúa un seguimiento durante los primeros años de vida. En el caso de detectar alguna patología, comenzamos a intervenir".

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La observación del vínculo madre-hijo facilita la detección de patologías.

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