| domingo, 25 de julio de 2004 | Koldobsky: un escándalo con represores en Suiza Fue un escándalo internacional. El 13 de marzo de 1981 la policía suiza detuvo en la ciudad de Ginebra a cinco argentinos que intentaban cobrar rescate por la liberación del empresario uruguayo Carlos David Koldobsky, secuestrado el 19 de febrero anterior en Buenos Aires.
Los detenidos eran tres agentes del Batallón 601 del Ejército y dos mujeres. No eran demasiado conocidos, pero a partir de entonces cobrarían una notoriedad cada vez más turbia: se trataba de Leandro Sánchez Reisse, Rubén Bufano -denunciado por la desaparición del escritor Haroldo Conti- y Luis Alberto Martínez.
Koldobsky ya había sido secuestrado el 4 de enero de 1979, cuando su familia pagó 600 mil dólares. Dos años después los secuestradores elevaron sus pretensiones al millón y medio de dólares e impusieron la condición de que se pagara en Europa.
El episodio sacó a la luz una de las más peligrosas bandas de secuestradores de la historia argentina, surgida en el seno del Batallón 601 con la excusa de combatir la "subversión económica". Los secuestros extorsivos se convirtieron en una práctica virtualmente legalizada, con la impunidad garantizada para sus responsables.
A la misma banda del Batallón 601 se le adjudicaron los secuestros de Enrique Dios (ejecutivo de Hierromat, raptado dos veces en 1977), el estanciero Pedro Fassan, Jaime Prissant (marzo de 1979) y Fernando Alberto Combal (8 de mayo de 1979, liberado al día siguiente, mediante un rescate millonario).
La justicia suiza condenó a prisión a los tres agentes y las dos mujeres que los acompañaban por extorsión a la familia Koldobsky. Sánchez Reisse aprovechó una salida transitoria para escapar de la cárcel, en noviembre de 1985, mientras sus compañeros fueron extraditados a la Argentina en mayo del año siguiente. La Justicia local, sin embargo, no avanzó en la investigación del secuestro.
Sánchez Reisse fue vinculado más tarde con el robo de cinco obras del Museo Juan B. Castagnino, ocurrido el 24 de marzo de 1987. Tampoco en este caso la Justicia pudo probarle algún delito. enviar nota por e-mail | | |