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 domingo, 25 de julio de 2004

Acusó a las autoridades de entidades judías de quebrar al grupo de familiares
Ginsberg: "La conexión local es el Estado"
La dirigente puso en un plano de igualdad a Kirchner y a sus antecesores en el cargo como encubridores del ataque

Walter Palena / La Capital

Laura Ginsberg se transformó con el correr de los años en una dirigente que traspasó las fronteras de las instituciones judías para pasar a ser una de las voces políticamente incorrectas de la comunidad. Desde aquel 18 de julio de 1997 con el famoso "Yo acuso", un discurso tan emotivo como contundente, Ginsberg se fue diferenciando del resto de las organizaciones hebreas en su reclamo de verdad y justicia en la causa por el atentado a la Amia, en el que resultó muerto su esposo José Enrique Kuki Ginsberg.

La mujer, quien divide su tiempo entre la docencia en biología en la UBA y la militancia en la Agrupación por el Esclarecimiento de la Masacre Impune de la Amia (Apemia), está convencida de que hasta que no se acceda a los archivos secretos de la Side jamás se podrán conocer los autores intelectuales y materiales del ataque a la sede de Pasteur al 600.

-¿El episodio de los casetes fue sólo un bluff o esconde algo más grave?

-De ahora en más vamos a ser testigos de que pareciera que todo fue un equívoco, pero nosotros no pensamos que fue un bluff de Kirchner: esto es un verdadero escándalo y forma parte de la vergüenza nacional que Kirchner dijo, un año atrás, que venía a superar. El episodio de los casetes es parte de lo que nosotros venimos denunciando hace bastante tiempo. Los archivos secretos están cerrados y, mientras esta situación se mantenga, estos episodios se pueden volver a repetir innumerable cantidad de veces. Lo importante es que acá hay un juicio que se termina, un juez que ya dijo que es responsabilidad del gobierno nacional esclarecer este caso, y ninguno de todos ellos, ni los actuales ni los anteriores, se valieron de los archivos secretos para impartir justicia. Más prueba del encubrimiento que eso...

-¿Qué presume que hay en esos archivos para mantenerlos en secreto?

-Pensamos que está toda aquella información que habla de cuáles fueron los vínculos que el Estado argentino estableció antes, durante y después del atentado con los otros Estados que lo acompañaron en el encubrimiento. Una punta del iceberg es el cable que apareció en Cancillería que mencionaba que había viajado un funcionario del gobierno de Israel inmediatamente después del ataque para, supuestamente, acordar cuál era la versión que se iba a dar a la población acerca de lo que ocurrió en Pasteur al 600. Lo que nosotros decimos es que ese viaje no fue sólo para acordar una versión, sino que fue justamente para tratar de construir el comienzo de la trama de impunidad.

-¿Está acusando al Estado de Israel en el encubrimiento?

-A Israel, EEUU, Brasil y muchos de los Estados occidentales que mandaron acá sus propios servicios de inteligencia. Todos ellos acompañaron al Estado argentino en el encubrimiento.

-¿Es por eso que usted considera que lo que sucedió en la Amia fue "terrorismo de Estado"?

-Así es, porque los tres poderes del Estado manejaban la información de que el ataque se venía, pusieron a sus fuerzas de seguridad y de inteligencia para que se cometiera, y también porque lo encubrieron.

-La senadora Cristina Kirchner ha insistido en la comisión bicameral que había que seguir la pista siria...

-Podemos señalar la pista iraní, la siria, la libanesa, pero a esta altura no podemos decir absolutamente nada si no partimos de lo que los hechos nos hablan a los gritos: dejémonos de embromar con buscar responsabilidades afuera, porque la única manera de poder encontrar la conexión internacional es abordando el corazón de la conexión local, que es el Estado argentino.

-¿Está segura de que van a quedar libres los policías bonaerenses acusados?

-Sí por cómo se han ido desarrollando los acontecimientos, fundamentalmente desde que los agentes de la Side fueron a declarar al juicio. Sus testimonios sirvieron para garantizar la libertad de los policías. Después queda Telleldín, que no es un personaje menor, como se lo quiere hacer aparecer. Es un personaje con quien el Estado se la pasó negociando desde el día en que lo encontró en Posadas. Y que todos estos años levantó 400 mil dólares por su testimonio inculpando a los policías bonaerenses, más un salario de 5 mil dólares mensuales para que él quede adentro y su mujer, que también es responsable, quede afuera. Nadie le entrega tanto dinero a un perejil.

-¿Hubo una expectativa exagerada de las instituciones judías sobre el rol de Kirchner?

-El se refería al atentado como "una vergüenza nacional" en el ámbito de los derechos humanos. Esto fue visto con mucha esperanza, pero cuando empezó a tomar medidas quedó en claro que todo lo que decía en público, en los hechos se transformaba en algo que iba en contra de lo que los familiares pedíamos.

-¿Esta opinión difiere de lo que expresan otras organizaciones?

-Amia, Daia, el grupo de familiares y Memoria Activa, por primera vez en nueve años, han sido coptados por el gobierno de Kirchner. Es decir, apoyan y defienden cada una de las iniciativas que este gobierno tomó en relación a la causa sin importarles que no lleven a ningún lado o a una frustración mayor. Nosotros decimos que la voladura de la Amia es un crimen de terrorismo de Estado en democracia, como lo fue la voladura de la Fábrica Militar de Río Tercero. Tampoco pensamos que mejorando las instituciones va a haber verdad y justicia, porque son estas instituciones las que nos condujeron a diez años de impunidad.

-¿El punto de quiebre entre usted y el resto de las instituciones se produjo luego de su fuerte discurso del "Yo acuso"?

-Ahí fue el primer quiebre, pero un quiebre organizado por la dirección judía y el Estado. Porque en el discurso del 97, que representó a todos los familiares de las víctimas, el Estado y la dirigencia judía se dieron cuenta de que había un frente interno para atender, y ahí fue cuando comenzaron a preparar el juicio oral. Pero al mismo tiempo, para poder lidiar con este "problema" que nosotros representábamos, había que quebrarnos, y ahí jugó un papel decisorio la dirección judía, que se encargó de quebrar al grupo de familiares.

-Si tuviera que actualizar ese discurso, ¿qué nombres agregaría en la lista?

-En aquel discurso hicimos una acusación a los gobiernos de Menem y de Duhalde. Hoy, siete años después, lo primero que hay que tener en claro es que el "Yo acuso" es al Estado argentino.

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"Amia, Daia, Familiares y Memoria Activa fueron coptados por el gobierno de Kirchner", dijo Ginsberg.

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