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 domingo, 25 de julio de 2004

Por la pesca de langostinos o calamares pueden ganar unos 1.200 dólares por mes
Cada vez son más los jóvenes que eligen ser marineros de alta mar
Inscripción récord en la escuela de la Marina Mercante

Laura Vilche / La Capital

Tienen veintipico de años y quieren ser marineros de alta mar. Apuestan a un buen ingreso económico y hasta dejan sus oficios o profesiones habituales para ir a la pesca de los langostinos y calamares en el sur o en Mar del Plata. Es que allí pueden llegar a embolsarse unos 1.200 dólares por marea (desde que sale el barco hasta que regresa a puerto) de 28 días. El desafío vale la pena y les cambia la vida.

La Capital entrevistó a Sebastián, Silvana, Evangelina, Andrés y Darío, cinco de los 206 alumnos que cursan las distintas carreras en la Escuela para el Personal de la Marina Mercante Nacional (Pellegrini y Avenida Belgrano). Un lugar donde este año hubo récord de inscriptos: 1.802 aspirantes (hasta el 2000 no pasaban los 800).

Cuando este enero se abrió -como todos los años- la inscripción, hubo larguísimas colas. En una de ellas pasó "la noche entera" Sebastián Gigena (23), padre de tres hijas y con primario completo. "Acá estoy estudiando, después de haber trabajado como albañil y verdulero. Sólo quiero recibirme y ganar buen dinero para sostener a mi familia", cuenta.

Para recibir la libreta de embarco que les permite navegar en mares nacionales e internacionales, los estudiantes deben hacer un curso de marinero o auxiliar de máquinas navales de ocho meses. Otras opciones son los cursos de cuatro meses de maestranza (camareros o cocineros), aprendices marineros, patrones fluviales o médico naval. Pero trabajar en la pesca es la opción porque es donde hay más salida laboral. Los puertos codiciados son Madryn, Puerto Deseado, Mar del Plata y Ushuaia. Pero algunos también se quedan a trabajar en los buques areneros o petroleros de los puertos locales.

"En cada uno de ellos trabajan muchos marineros del litoral y obviamente de Rosario, esta es una buena plaza de marinos", señala el prefecto Miguel Angel Siboldi, de la Prefectura de Rosario.

A muchos kilómetros de distancia, el responsable del personal embarcado de la empresa Alpesca de Puerto Madryn, Isidro Marcial, asiente lo que dicen estudiantes y directivos de la escuela. "Por acá se ve a mucha gente de Corrientes, Entre Ríos y de la zona de Rosario", sostiene, y dice que en realidad hay más libretas dando vueltas por ese puerto que puestos de trabajo, pero aclara que cuando la gente se embarca puede hacer "buena plata".

La empresa tiene nueve buques de 25 tripulantes, con los que captura, procesa y congela principalmente merluza y langostinos. "La pesca de la merluza se paga menos que la del langostino, pero se mantiene todo el año. Un buen cardumen implica llenar unos mil cajones de pescado en doce horas de trabajo. Y por una buena captura de langostino (unas 80 toneladas) en una marea de 30 a 45 días, el marino se puede llevar hasta 5 mil pesos", detalla.


El "riesgo" de las mujeres
Evangelina Lencina (24) dice que decidió arriesgarse a trabajar en un mundo prácticamente masculino porque necesita un trabajo bien pago. Ella y Silvana Martínez (24) son dos de las cinco mujeres de la escuela. Evangelina llevó por años la contabilidad de una empresa, y Silvana llegó a cursar un terciario de periodismo.

Darío Cilfone (23) comenzó a estudiar comercio exterior pero dejó. "Soy un padre soltero. Tengo un hijo de 3 años al que debo alimentar, por él quiero ser marino, aunque me cueste dejarlo varios meses. Ojalá encuentre trabajo en los puertos de la zona", sueña.

Otro que tiene sueños claros es Andrés Corchs (30). Trabajó como traductor de inglés varios años y hasta cursó Comunicación Social en la Universidad, pero quiere ser marinero para viajar en cruceros por el mundo.

El subregente de la escuela, Roberto Parejas, está convencido de que este fenómeno seguirá creciendo al compás de la demanda laboral. "Cada vez hay más aspirantes y además, como la libreta se renueva cada dos años tras la demostración de que se está navegando, siempre habrá marinos en Rosario buscando embarcarse, aunque esta ciudad no tenga mar".

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Evangelina, Darío, Sebastián, Andrés y Silvana (de izquierda a derecha), futuros marineros.

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