| domingo, 25 de julio de 2004 | Llegaron desde el interior y eligieron Rosario para quedarse Vinieron a estudiar y trabajar, pero nunca se fueron. Los sedujeron la gente y la vida cultural de la ciudad No nacieron en la ciudad, pero aseguran ser rosarinos "hasta la médula". Es que llegaron para estudiar o trabajar y decidieron quedarse. Estas historias de rosarinos por adopción se repiten todos los días, por eso La Capital dialogó con personajes de la cultura, el espectáculo y la política local que desde hace años eligieron a Rosario como su ciudad. Cada uno contó su historia.
Antes de convertirse en cantante y formar parte del grupo Los Trovadores, Carlos Pino pasó años en Colonia Baranda (Chaco), donde nació y su padre trabajaba clasificando madera. Pero cuando tuvo que empezar el colegio secundario, su familia se trasladó a Rosario.
"Acá fui a la escuela y empecé a trabajar como aprendiz en una herrería. Después con Los Trovadores recorrimos la Argentina y Europa, pero ya de adulto elegí a Rosario como mi ciudad", contó. Y al enumerar las cosas que lo sedujeron, no sólo se refirió a que "es una ciudad pujante que quiere progresar", sino que destacó "la importancia de la vida cultural".
También el ex intendente Hermes Binner llegó de Rafaela para estudiar Medicina y se quedó. Cuando tuvo la oportunidad de radicarse en Buenos Aires, donde realizó la residencia y la especialidad, decidió volver. Ahora asegura que es "rosarino hasta la médula" y que cada vez le gusta más "la gente, la geografía, el río Paraná, los monumentos y la cordialidad".
De Gobernador Martínez (Corrientes) viajó a Cosquín en 1964, donde ganó el premio de solista femenina. Pero Nélida Argentina Zenón (cantante y compositora) encontró sus primeros trabajos en Rosario, donde años después se casó y tuvo hijos.
"Iba y venía, pero decidí quedarme. Ahora ya me siento rosarina porque además, acá tengo a todos mis afectos", cuenta la artista, que dice que lo que más le gusta de la ciudad es "su gente y su vida cultural".
Rafael Ielpi, ex director de Cultura, ex concejal y ahora titular del Centro Cultural Bernardino Rivadavia, vino de Chubut. "Nací en El Maitén porque mi padre era ferroviario y lo trasladaban de un lugar a otro. Por eso, cuando empezamos el colegio nos instalamos en Rosario con mis abuelos", cuenta Ielpi.
Admite que muchas veces pensó en irse a Buenos Aires o incluso al exterior, pero "nunca se concretó, porque ya estaba arraigado a esta ciudad". Es que para Ielpi Rosario tiene características especiales. "Tenemos la ventaja de que acá no pasan las cosas que sí suceden en ciudades como San Pablo, Nueva York o Buenos Aires, entonces mantenemos costumbres que en esas grandes metrópolis se perdieron y todavía tenemos tiempo para tomar café con amigos", señala.
Otra es la historia de Julio César Orselli, quien dice que llegó de Bell Ville (Córdoba) el 20 de junio de 1966 "por un aviso en el diario La Capital, donde pedían locutores para el recién aparecido Canal 3". En su "pueblo", como él lo llama a pesar de haber sido declarado ciudad, trabajaba en una propaladora y era viajante de una empresa de implementos agrícolas, pero siempre andaba "buscando un micrófono". Y lo encontró en Rosario.
Hace 38 años que se trasladó y, al igual que otros, tuvo la oportunidad de irse a Buenos Aires, pero se quedó. "No pierdo el acento cordobés -admite-, pero esta es mi ciudad a la que siento como la continuidad de mi pueblo porque la gente nunca perdió la tranquilidad". enviar nota por e-mail | | |