| domingo, 25 de julio de 2004 | De cocina y algo más No, mi querido lector Samuel Wolpin, desconozco su ocupación, pero lamento informarle que, por suerte, de cocina no sólo se ocupan los libros de cocina. Hay cientos, miles de comentarios sobre qué y cómo alimentarnos en cuantiosos libros que atesora la humanidad. Numerosos pensadores, escritores, sociólogos, científicos y filósofos se han referido a ella y lo siguen haciendo (y por qué negarlo, algunos cocineros también). Sólo hay que saber buscar y no cometer el error de confundir cocina o gastronomía, con el mero enunciado de una receta. Pero volviendo al tema en cuestión, lamento que no se halla tomado la molestia de leer las notas de referencia en contestación anterior a su carta y en donde le informo algunas de las múltiples fuentes consultadas, y no son precisamente libros de cocina. No es patrimonio exclusivo de los cocineros referirse al acto más íntimo y más social como es el comer. Y le aseguro que personalmente disfruto tanto de leer a Osho como de la técnica para conseguir una mayonesa perfecta. Aclarado el tema del dónde, permítame ahora el disentir con su frase que "la cocina alimenta y la filosofía hace más digerible la vida" y expresar todo lo contrario. La cocina nos aporta esos pequeños instantes de placer que hace mucho más digerible la vida, aunque a muchos, hoy, le esté vedado, no ese pequeño placer sino el siquiera poder alimentarse. Y la filosofía, mi querido lector, cualquiera sea ésta, la del sesudo intelectual o la simple, la de todos los días, la del pibe de barrio, es la que realmente nos alimenta y nos hace trascender. Y yendo un poco más lejos, tampoco me atrevería a pensar en ambas como más o menos "útiles". Tal vez, y sólo tal vez, tanto la cocina como la filosofía, formen parte de lo mismo: de la vida. ¿No le parece don Samuel? Pero esto ya no es tema para este humilde cocinero.
Quique Andreini
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