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 miércoles, 21 de julio de 2004

Aumenta la tensión entre Japón y las organizaciones defensoras de las ballenas
Los nipones, que fueron acusados de corromper a países en desarrollo, seguirían cazando cetáceos

La tensión creció entre los defensores de las ballenas y Japón, molesto por ser acusado de tratar de "corromper" a países en desarrollo que repentinamente se pusieron a favor de la caza ballenera y de tratar de excluir a ecologistas presentes en el congreso de la Comisión Ballenera Internacional (CBI), que se está realizando en Sorrento, Italia.

Las acusaciones contra Japón, primer consumidor de ballenas junto con Noruega, no son nuevas, pero una ONG estadounidense presente en el encuentro en calidad de observador, puso el dedo en la llaga al pasarse por encima cualquier norma diplomática y hablar directamente de "corrupción".

"Como Japón no logra conquistar el apoyo de otros estados miembros de la Comisión con argumentos sólidos, prefiere utilizar la fuerza de persuasión de su moneda", afirmó el Fondo Internacional para el Bienestar de los Animales (Ifaw).

"Los nuevos países miembros de la Comisión, provenientes de Africa, del Caribe y del Pacífico Sur, fueron comprometidos a apoyar a Japón a cambio de la promesa de ayudas a la pesca y al desarrollo", agregó la asociación relanzando un problema que fue denunciado hace años por Greenpeace.

A pesar de la prohibición de la caza, unas 1.400 ballenas son capturadas cada año mediante el uso de cláusulas o estipulaciones que permiten la investigación científica.


Amenaza nipona
Japón podría abandonar la CBI si el grupo que se opone a la pesca del cetáceo gana terreno en el Congreso anual en Sorrento, advirtieron ayer dirigentes japoneses. "Si los países que están en contra de la pesca siguen firmes en sus posiciones irracionales y agravan la situación, una de nuestras opciones sigue siendo el retiro (de la CBI)", amenazó un responsable del Ministerio de Pesca, Hideki Morinuke.

Tokio se opone al comité de conservación creado el año pasado en Berlín, durante la precedente reunión anual de la Comisión. Este comité da a la CBI una orientación mucho más protectora para los grandes cetáceos que la anterior misión. La reunión anual de la CBI se abrió anteayer en Sorrento y reúne durante cuatro días a 56 países miembros.

El objetivo para Japón, a falta de obtener un levantamiento de la moratoria internacional que afecta la caza de ballenas desde 1986, es ganar para su causa a la mayor cantidad de países.

Ante las fuertes acusaciones de la ONG, las reacciones no se hicieron esperar y la eventual expulsión de la Ifaw para darle una lección a los ecologistas fue mencionada anteayer a la noche en una reunión de crisis de los países presentes en Sorrento, según los participantes.

Las discusiones fueron particularmente virulentas, y algunos países se opusieron a todo tipo de exclusión por simpatía con la posición de la ONG o por temor a dar una publicidad adicional al tema.

Hasta ahora, la reunión de Sorrento se desarrollaba en un contexto favorable al gobierno de Tokio, que recibió estos últimos años el apoyo de un número cada vez mayor de países en desarrollo en la Comisión Ballenera. En el encuentro, varios funcionarios africanos no retrocedieron y reivindicaron la total independencia de sus votos.

Los senegaleses no comen ballenas y la caza de este mamífero marino está prohibida en sus aguas territoriales, recordó Ndiaya Gueye, representante de Senegal. "La ballena para nosotros es un símbolo. El gran problema en este tipo de organización internacional es la codificación de las reglas de uso de recursos, y más allá de la ballena, nosotros nos oponemos a la apropiación de todos los recursos naturales, porque mañana puede tratarse del pulpo u otros", declaró.

"La verdadera pregunta es saber por qué Hungría o Austria, que ni siquiera tienen desembocaduras marítimas, están en la CBI", agregó.

"Nuestra pesca recibe ayudas de Japón y también de Francia, España, Unión Europea y el Banco Mundial y las inversiones del estado senegalés en este sector son muy superiores", subrayó.

"La Comisión no es un foro y cuando insultamos a un país es grave", advirtió su colega de Gabón, Guy Anicet Rerambyath, acusando a las ONG de querer favorecer el turismo ballenero por "sentimentalismos narcisistas". (AFP)

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