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 domingo, 18 de julio de 2004

Cavernas en Bonito

El Pantanal se puede combinar con Bonito, un destino consolidado del joven estado de Mato Grosso do Sul, siempre en el marco del turismo ecológico. Se trata de una villa de 17 mil habitantes permanentes, con una amplia propuesta hotelera y con posadas para más de 4 mil visitantes, todas de buen nivel.

Bonito está rodeado de múltiples opciones para involucrarse con la naturaleza. Cavernas, cascadas, ríos de aguas cristalinas y mucho deporte de aventura. A 1.200 kilómetros de San Pablo, Bonito es sinónimo de agua y vegetación exuberante.

Todos los paseos en Bonito deben ser contratados previamente a través de un organismo mixto donde se asocian el estado y los privados, que centraliza y regula la actividad turística. No es bueno pisotear espacios naturales tan bellos de un modo indiscriminado, sin regulación. Y en eso, Brasil la tiene clara.

A 32 kilómetros de la villa se puede navegar por el río Formoso, una especie de Carcarañá con menos curvas. Son 7 kilómetros sobre botes tipo gomones, a remo, donde en las márgenes se aprecia la fuerza demoledora de la vegetación y la fauna. Incluida la mítica Onça pintada (un felino tipo leopardo) que se muestra poco, pero se sabe que está. Promueve innumerables relatos y su sola mención atemoriza. No faltan, por supuesto, unos cinco saltos de unos 3 metros a lo largo del recorrido, que elevan la adrenalina. El paseo termina con toda la tripulación empapada, pero sonriente. Bonito además ofrece la posibilidad de bucear en aguas dulces y transparentes y disfrutar de una fascinante fauna acuática, ahí, al alcance de la mano. Y también hay una opción de entretenimiento para acelerar las pulsaciones: el arborismo, en Ybirá Pe. Se trata de un circuito aéreo con cables de acero donde el cuerpo literalmente vuela por encima de los árboles a una altura de hasta 20 metros del suelo. Desde allí arriba, cuando pasa un poco el miedo y se toma confianza con el arnés que soporta el cuerpo suspendido, el visitante se anima a mirar hacia abajo, y tal vez pueda disfrutar su instante mágico de hombre-pájaro.

Al regreso de un día intenso, en Bonito sobresale la posada Olho d'Agua. Un verdadero paraíso en armonía con la naturaleza y con todo el confort. No falta la gastronomía de alto nivel, y sobre todo, mucha paz ambiental. El trato brasileño para con los argentinos, se sabe, es una virtud ampliamente probada.

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Bonito ofrece bajadas de buceo en aguas dulces y transparentes.

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