| domingo, 18 de julio de 2004 | Sensaciones de policías que fueron heridos en cumplimiento de funciones La herida II (viene de pág. 32)
"Mi hermana te pide disculpas, pero no está muy bien. Es que se acerca la fecha y se le hace difícil", explica Isabel, quien comienza a contar el incidente que cambio la vida de su familia "¿Sabés cuánto valía la vida de mi hermana ese día? Doce pesos. Por doce pesos estaba ahí. Sola, sin chaleco antibala, sin handy para comunicarse. Totalmente desamparada", cuenta Isabel. Hoy Liliana desarrolla tareas livianas hasta que la junta médica defina su nivel de incapacidad.
Zárate fue condecorada por su acto de arrojo y "el jefe de Medicina Legal Jorge Velasco la convenció para que fuera a Santa Fe a recibir la medalla", recuerda Isabel. "Velasco nos traumó mucho a todos en mi familia".
"Mi hermana salió de la internación en silla de ruedas, usando pañales y calmantes muy fuertes. No podía verse la herida porque lloraba. Se reincorporó al servicio por miedo a las sanciones. Cuando la reincorporaron, ella presentó un certificado porque estaba muy dolorida y bajo medicación. Velasco no se lo reconoció y le ordenó un arresto", comenta la hermana de la agente Zárate.
Velasco se hizo cargo de la delegación Sur de Medicina Legal enero de 2001 cuando las licencias por enfermedad alcanzaban al 15% del personal de la URII. En una nota del 26 de mayo de 2001 reconoció a La Capital que esa cifra había bajado al 3%. "En una junta médica mi hermana le comentó que necesitaba ver a una psiquiatra para que la ayudara. Le dijo que si necesitaba medicación, él se la daba", narró Isabel.
Zárate terminó internada en neuropsiquiátrico en marzo de 2002 luego de un intento de suicidio. "Pienso que si la fuerza la hubiera contenido, hoy estaría mejor. No habría terminado internada si ellos hubieran sido más humanos", sentencia la hermana de la agente. enviar nota por e-mail | | |