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 domingo, 18 de julio de 2004

La construcción II

hoy en construcción requiere de un entrecruzamiento de datos que ni autoridades, ni colegios ni organizaciones empresarias realizan sistemáticamente. No obstante, un cálculo realizado por la Municipalidad a fines de junio dio que en toda la ciudad había en marcha unas 5.800. Y también se calculó que sólo en el centro se estarían construyendo 180 edificios.

"Con estas proyecciones, se especula con que la inversión privada en la construcción podrá alcanzar este año los 600 millones de pesos, el doble que todo el presupuesto municipal", afirma González.


El río y el macrocentro
Y este boom viene acompañado por un desplazamiento de los emprendimientos hacia zonas residenciales, sobre todo los barrios que rodean al centro.

"En la década del 70, el furor fue Pellegrini. En ese momento construir frente al río era hacerlo frente a un paredón o un silo. La apertura al río desplazó la construcción a esa zona", asegura Farrugia. Ahora, y mientras no se terminen de definir los usos del llamado Puerto Norte, la costa está casi saturada. Y algunos barrios empiezan a resultar tentadores.

"Nos llama mucho la atención la proliferación de obras en las zonas catastrales dos, ocho y nueve, dice González. Se trata justamente de los barrios que se levantan entre Pellegrini, 27 de Febrero, el parque Independencia y el río, y entre Oroño, avenida Francia, la costa y Pellegrini. Es decir, los barrios macrocéntricos".

Justo en el límite de una de estas zonas, y muy cerca del río, construye Jaime Lein, titular de la empresa Ingeniero Lein y asociados. Si bien sus edificios se levantan sobre Oroño, un área que según él mismo "siempre es vedete", le consta que "la zona que la rodea está muy de moda. A la gente le gusta venir a vivir a estos barrios, que son residenciales, tienen todos los servicios y están cerca del centro", dice.

Y basta una recorrida para ver la actividad en estos sectores. Entre Pellegrini y 27 de Febrero hay una proliferación no sólo de reformas y casas residenciales, sino de edificios de pocos pisos, sin cocheras, de departamentos no muy grandes destinados a estudiantes o parejas jóvenes.

Hugo Pietrafesa, de la Asociación Empresaria de la Vivienda, cree que no hay lugares vedetes para la construcción. No obstante, comenta que en algunas zonas la ecuación costo del terreno-índice de construcción es muy ajustada y dificulta la inversión. Tal es el caso del centro, lo que explica el desplazamiento hacia los barrios cercanos.

Y junto con los edificios se multiplican los pequeños emprendimientos de gente que sacó los dólares del colchón y los está invirtiendo en pequeñas reformas. "Esto se está viendo mucho. Los que tenían unos pesos empezaron a hacer cosas en las casas, y comercios, consultorios y estudios se están aggiornando", explica González.

"El tema de la gente que construye en su casa tiene que ver con la estabilización del dólar. El que los tiene y ya sabe que no va a estar en diez pesos, aprovecha y los invierte" afirma Daniel Viliguer, titular de Accesaniga, un negocio muy habituado a atender a plomeros, instaladores, ceramistas y todos los que están trabajando adentro de las moradas rosarinas.

Así las cosas, Rosario asiste hoy a un ritmo histórico de la construcción, que como siempre se dice es multiplicadora de actividades económicas. Que este ritmo se mantenga es un gran interrogante.

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