| domingo, 18 de julio de 2004 | La sobreoferta aparece como peligrosa contracara El boom de la construcción parece tener en la ciudad al menos una contracara: la posible incapacidad del mercado de poder absorber semejante oferta.
¿Estará la demanda al nivel de la superoferta de departamentos que se viene? No son pocos los que piensan que será imposible, y que en el corto plazo los inversores comenzarán a comerse los ladrillos.
"La razonabilidad de este crecimiento no puede explicarse por la demanda, sino por la oferta. Hoy hay gente con capital acumulado que invierte en construcción, pero esto no tiene relación con el mercado porque no habrá tantos compradores. Por eso, no se van a comer los ladrillos, pero seguramente los van a tener que alquilar, porque no hay tanta demanda y los niveles de ingresos no alcanzan para los créditos hipotecarios", razona Cristian Módolo, analista, titular de la consultora CPA. "Construir un edificio puede llevar entre 18 y 24 meses. Hay 180 obras nuevas generadas. Esto es un despropósito en la demanda", opina. A su juicio, esto no se va a notar ahora, pero sí tendrá consecuencias hacia el segundo semestre de 2005. "Y se va a terminar ajustando por el costo de los alquileres", afirma.
Con él coincide el empresario Daniel Viliguer, un convencido de que "seguramente en poco tiempo nos vamos a encontrar con un fenómeno de superoferta de departamentos que va a deprimir el precio de venta", dice. "Es cierto que la construcción venía deprimida, atrasada, pero ya se está empezando a ver un exceso de oferta, se iniciaron muchas obras nuevas, para hacer negocios se puso a construir cualquiera, y la consecuencia va a ser una inmediata sobreoferta y una consecuente depresión de los precios. Y esto ya lo están diciendo los economistas", aclara.
Desde el Colegio de Arquitectos, Emilio Farrugia muestra su preocupación, pero también cree que si la situación cambiaria le sigue siendo favorable a Rosario y el crecimiento se mantiene, la ciudad irá reencontrando una lógica de desarrollo. "Y en este contexto, tiene que retener población ávida de adquirir propiedades, población a la que en la última década expulsó hacia las ciudades periféricas", razona. Y desde la esfera oficial, Eduardo González llama a "no tomar linealmente estos indicadores, porque el crecimiento productivo y de servicios trae otra dinámica".
Lo cierto es que el fenómeno asombra y también genera interrogantes. No falta mucho para que aparezcan las respuestas. enviar nota por e-mail | | |