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 domingo, 18 de julio de 2004

candi
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-"El rey por la justicia mantiene incólume el Estado", así reza un proverbio bíblico que se atribuye al rey Salomón, conocido por su sabiduría y su gran equidad. Y es de verdad rigurosa que cuando se muere la justicia se mueren también las esperanzas del hombre y de la sociedad a la que pertenece y se extermina todo vestigio de la corona del derecho. A diez años del trágico y repudiable atentado a la Amia, pergeñado por asesinos y ejecutado por alienados, el dolor no cesa. No cesa ni para la colectividad judía ni para ningún hombre de bien que habite en esta tierra, porque como decíamos el viernes, no sólo se perdieron vidas, no sólo más de ochenta familias quedaron desoladas y afligidas, no sólo la colectividad judía quedó consternada porque una vez más debió observar como se aniquiló otro pedazo del derecho digno y honroso a ser judío, sino que todo un país perdió muchos valores, sagrados valores.

-Es cierto lo que nos decía un amigo que el primer ensayo de magnitud terrorista en el mundo fue el atentado contra la Embajada de Israel. Y como ya desde entonces el Estado argentino se mofó de la justicia y dio paso a la impunidad, el delirio asesino fue por más y ejecutó a la Amia. Si algún estertor, si algún signo de vida le quedaba aún a la justicia, poco después del atentado a la mutual israelita se la remató. A la justicia la ejecutaron, la mataron, funcionarios, legisladores y jueces y el terrorismo se atrevió a mucho más y concretó los salvajes y abominables atentados conocidos en todo el mundo. Ya las bombas y la matanza de judíos y no judíos no se sucedían sólo en Israel, donde cada mujer, cada hombre, cada niño y cada anciano desliza su vida por las lúgubres y oscuras galerías del temor, sino que como una ráfaga de metralla se desperdigó por todo el mundo.

-Para los argentinos la explosión que derrumbó a la Amia y que sesgó a más de ochenta vidas, también derrumbó a la justicia y muchos derechos. A partir del 18 de julio del año 1994 en este país creció con inusual brío la impunidad, la denegación de justicia, la violencia en todos los ámbitos, el robo descarado de las riquezas del pueblo argentino y el desorden de todo tipo. Si alguno supone que la cuestión Amia es una cuestión solamente judía, no sabe donde está parado e irresponsablemente compromete su propio presente y el futuro de sus hijos. Si no se entiende que no se trata de judíos o no judíos, sino de seres humanos que viven en sociedad y que merecen por el hecho de ser seres humanos igualdad de derechos y respeto, la sociedad se condena a la devastación de valores y se humilla a sí misma.

-Acaso este nefasto pensamiento, el sostener que Amia es una cuestión del pueblo judío, ha contribuido, sin quererlo a veces, no sólo al vasallaje de la justicia en Argentina, sino a consolidar un pensamiento neonazi caracterizado por el antisemitismo. Un antisemitismo descarado y desenfadado en muchos y bien disimulado en otros. Un pensamiento neonazi -y que nadie se equivoque- que se mimetiza hábilmente en todas, todas, las corrientes ideológicas y que viene no sólo por judíos, sino por todo aquel que se atreva a desafiarlo reclamando derechos.

-A diez años de un atentado que fue brutal por sus consecuencias, los gobernantes argentinos ¿Qué han hecho? Nada. Perdón... sí hicieron, hicieron estallar el sagrado edificio donde mora la justicia. Los funcionarios argentinos miraron hacia otro lado, los agentes de inteligencia le vendieron "carne podrida" a todo el mundo haciendo aparecer como protagonistas a sectores que nada o bien poco habrán tenido que ver en el atentado. Es decir, todos mintieron, "empiojaron" la investigación, hicieron mirar al pueblo para otro lado mientras los verdaderos responsables están protegidos, libres y sonrientes.

-¿Por qué se debe padecer en esta tierra tantas calamidades que vemos a diario? La respuesta es muy simple y la imaginamos de los propios labios del sabio: "Los gobernantes argentinos, por sus injusticias destrozaron la Nación". Cada ciudadano argentino conoce ejemplos de sobra de esta devastación perpetrada por el salvajismo gobernante de turno, el caso paradigmático es la mutual judía. Pidamos, exijamos, que los líderes honren a esos muertos y a los millones de ilusiones y esperanzas que se cayeron ese doloroso día con el edificio de la Amia.

Candi II
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