Una carrera única en la Argentina que se dicta en Rosario

Pedagogía social: una nueva mirada sobre el campo educativo

Las primeras egresadas de estos estudios de la Usal hablan sobre el trabajoen redes sociales

Los cambios producidos alrededor de la escuela muestran que esta institución ya no guarda de manera exclusiva el patrimonio de la enseñanza. Otros ámbitos hacen esta tarea y pueden contribuir a su función de acercar el conocimiento, la ciencia y la cultura a niños y jóvenes. Sin embargo, para que esto sea posible se requiere de una nueva mirada sobre el campo educativo. Es justamente en este aspecto en el que trabaja la pedagogía social, una nueva carrera que hace poco sumó en Rosario a los primeros egresados de la Argentina. Los estudios, que otorgan el título de licenciado en la materia, se imparten en la extensión académica que la Universidad del Salvador (Usal) tiene en Rosario.

Algunos de los atractivos valorados por los alumnos y alumnas que se interesaron por la pedagogía social son la idea de pensar a la educación como un proceso continuo, establecer redes que construyan la solidaridad y la pertenencia, además de pensar alternativas desde distintos espacios para enfrentar la crisis y los cambios permanentes.

Elda Squilacho, Lidia Sanfilippo y Gisela Loiser, tres de las flamantes egresadas de esta carrera de la Usal, fueron invitadas -en representación de un número mayor de graduados- a dialogar sobre el perfil y la inserción profesional que tiene un pedagogo especializado en el campo social. Las tres acuerdan en afirmar que efectivamente se trata de entender a la educación desde "una nueva mirada". Mirada que entiende al trabajo en red como el sostén de cualquier proyecto o intervención pedagógica.


El perfil
A Elda Squilacho le gusta definirse como maestra normal nacional, "de la última promoción -aclara- de estas maestras". Al menos es lo primero que menciona al hablar de su currículum. Luego agrega otros títulos, entre ellos cientista de la educación. Ejerce como profesora del nivel terciario -en la formación docente- del Normal Nº 1 y es supervisora del Servicio de Enseñanza Privada de la provincia. Gisela Loiser es profesora de francés y tutora de escuelas medias de Rosario, y Lidia Sanfilippo es profesora de historia, pero ahora está dedicada a la actividad periodística como productora de programas de televisión.

Cada una desde su especialidad considera que puede aportar a la construcción de una educación diferente. Según explican, "que sea continua, que desarrolle una visión solidaria basada en la pertenencia y que entienda que es un espacio donde intervienen otros organismos, como clubes, ONGs, vecinales, iglesias".

"Siempre me interesó trabajar sobre las problemáticas sociales, por eso creo que contar con una orientación como la que ofrece la pedagogía social y utilizarla en los medios -un ámbito no formal de la enseñanza- me permite pensar más allá de la inmediatez de la noticia o de lo coyuntural de la información", explica Lidia Sanfilippo, para quien su tarea educativa se centra en los medios de comunicación.

Para Gisela Loiser, que trabaja como tutora del tercer ciclo de la EGB, su nueva formación implica la posibilidad de aportar a la problemática adolescente, con la que a diario se involucra en su tarea de orientar y sobre todo -dice- "para favorecer a la promoción de los alumnos".

Elda Squilacho encuentra que en la formación docente, el trabajo y pensamiento en red tienen aun un camino por recorrer, algo que también ocurre en las escuelas. Por eso entiende que la pedagogía social significa para ella otro desafío: formar a nuevos docentes en esta concepción que invita a pensar que la escuela no puede trabajar aislada.


Más funciones
Una de las funciones que atañe a un pedagogo social es la intervención socioeducativa, es decir la toma de decisiones que apuntan a la satisfacción de necesidades sociales, pero sin descuidar el aspecto pedagógico. "Se apunta a la buena promoción de los alumnos en el sistema y a su desarrollo pleno", agregan las egresadas. Una actividad que, según entienden, se puede ejercer desde distintos ámbitos, no sólo desde la escuela.

"No podemos cambiar la realidad de un día para otro", apunta Gisela Loiser para explicar cómo abordan otro espacio de trabajo de esta carrera: la de diseñar, organizar y conducir programas específicos de educación destinados a poblaciones en riesgo social.

Las tres egresadas coinciden en definir que la situación de riesgo no es pertinente sólo a un grupo o clase social generalmente identificados con los sectores más pobres o marginados, aunque muchos requieran de las decisiones basadas en la urgencia.

En este sentido, destacan que se trata de una visión preventiva que tiene la pedagogía social, al considerar que el riesgo es para todos, igual que la mirada solidaria que requiere la solución de los problemas.

También se inclinan por considerar que "cuando en una sociedad las cosas no funcionan bien es toda la sociedad la que está en riesgo". Agregan que cuando se trabaja con niños en estado de vulnerabilidad social se puede optar por etiquetarlos o promocionarlos. "Nosotros -insiste Gisela Loiser- apuntamos a su promoción y desarrollo pleno".

No es casual que a la hora de definir cuáles son los problemas que más les preocupan cada una tenga una visión distinta -pasan desde la creciente brecha entre ricos y pobres, la apatía de los adolescentes y la falta de esperanza-; pero tampoco es casualidad que si se trata de pensar cómo enfrentarlos aparezcan las coincidencias: "Cada una puede hacer algo, desde el lugar donde trabajamos, por la educación". De eso trata la pedagogía social.

Sanfillippo, Squilacho y Loiser, entre las primeras graduadas de la Usal.