| domingo, 11 de julio de 2004 | Ebullición en el PJ. Una encuesta confirma que el sistema electoral está deslucido El sondeo que empujó a Obeid para ir a fondo contra la ley de lemas El peor dato es que un gran porcentaje cree que la forma de elegir en Santa Fe "es un invento de los peronistas" Daniel Leñini / La Capital Una última encuesta en manos de la plana mayor del justicialismo gobernante indica que más de la mitad de la gente desconoce de qué se trata la ley de lemas que rige desde 1991, pero que entre los que dicen entenderla un gran porcentaje opina que hay que derogarla porque "favorece al PJ" o "es un invento de los peronistas".
"Este es el mayor triunfo de (el ex intendente Hermes) Binner; haber instalado que ganamos por una ley que es poco menos que un fraude", exclamó un funcionario al lado del gobernador Jorge Obeid al leer el estudio elaborado por el encuestador santafesino Horacio Robustelli. "Hay que derogarla. Así cuando ganemos cada voto del PJ valga dos y no haya más discusión", concluyó el asesor.
Reutemann, conductor de la columna más numerosa del peronismo, obtuvo los números el jueves pasado y desde su domicilio recomendó en horas de la noche: "Este régimen está agotado, muchachos. Pónganse a trabajar".
Los resultados de la medición fueron menos adversos a la ley que ciertas proclamaciones. Días atrás el propio Obeid, autor del proyecto para eliminarla, afirmó que el 80 por ciento de la gente la repudiaría en un hipotético plebiscito. Sin embargo, el estudio de Robustelli arrojó que, del 45% que conoce cómo funciona, el 62% considera que se debe derogar. Es decir 28 personas por cada 100.
Robustelli, de todas maneras, precisó a La Capital: "No, no es un número bajo si se atiende a que se da sin una campaña por la derogación. Es para tenerlo muy en cuenta y la lectura de Obeid no parece errada", opinó. El encuestador aclaró empero que "es verdad también que mucha gente se lleva por lo que dicen los medios".
La tercera pregunta concentró la atención de los líderes del PJ ya que al preguntársele al 62% a favor de la derogación sobre las razones para hacerlo, casi la mitad respondió que beneficia al PJ (28%) o que es un invento del peronismo santafesino (16%).
La ley de lemas rige en más de 10 provincias (entre ellas Santa Cruz, que gobernó el presidente Néstor Kirchner) pero en ninguna resulta tan cuestionada. Es más, en la mayoría de esos territorios -como en Santa Fe- la ley sirvió de barrera a la intromisión del poder central de Buenos Aires, ya que al quitar el manejo de los candidatos a los aparatos partidarios restó influencia a los operadores de la Casa Rosada.
Otro dato fue que sólo el 9% de ese 62% a favor de la derogación (es decir sólo dos personas por cada 100 de todo el universo) mencionó al quizá principal defecto que puede achacársele a la ley tras cuatro elecciones en Santa Fe: que en ocasiones permite la consagración del candidato menos votado entre los dos principales rivales.
En efecto, el justicialismo fue el partido más votado en Santa Fe y triunfante en 1991, 1995, 1999 y 2003, pero medidos separadamente los postulantes (a la postre gobernadores) en tres casos obtuvieron menos votos que su principal rival de la oposición: Reutemann sumó menos sufragios que Horacio Usandizaga en el 91; Obeid menos que Usandizaga en el 95 y Obeid menos que Binner en el 2003. Lo que aportó el resto del PJ plasmó el triunfo.
Visto imparcialmente, el sistema vale igual para todos los partidos y de hecho permitió al socialismo, por ejemplo, convertirse en segunda fuerza en la provincia y mantenerse en el gobierno del municipio más importante, Rosario, desde 1989. El radicalismo, por su parte, sigue al frente en más de 100 comunas.
La encrucijada que envuelve al PJ por estas horas está dada en que sus dos líderes confiesan la necesidad de derogarla, pero una vez que la consulta fue pedida a los departamentos arrojó una opinión contraria. El conjunto de los intendentes, concejales y secretarios generales de las 19 departamentales de la provincia se pronunció, separadamente, por la preservación del régimen y a favor de modificaciones que eviten el festival de boletas en el cuarto oscuro.
Es más, el propio Reutemann que ahora percibe el final del sistema, semanas atrás al visitar una escuela de Laguna Paiva se encontró con los funcionarios comunales del lugar -vecinalistas que como tal llegaron a la función- que fueron a pedirle los esfuerzos para mantener el régimen, "garantía de participación sin formar parte de los aparatos". Como ese, decenas de ejemplos abundan en la provincia.
El estudio de Robustelli -800 casos relevados en distintas ciudades- se detuvo también a indagar entre quienes consideraban necesaria la vigencia, y allí los encuestados destacaron que "hay más posibilidad de elegir", "es representativa de todos", "todos pueden presentarse" y "evita las peleas (internas) en los partidos" ya que el candidato más votado se nutre de los restantes.
Néstor Murillas, el encuestador de Reutemann, también en Santa Fe procesó su propio sondeo que arrojó que el 43% de la gente está a favor de la derogación, el 21% en contra y 36% desconoce de qué se trata.
Cuando preguntó sobre una modificación, el 47% se manifestó de acuerdo, 28% en contra y el 25% la desconocía.
Sobre volver al anterior sistema de internas cerradas (método tradicional aplicado en los años 80), el 84% estuvo en contra, 2% a favor y 14% desconocía la cuestión.
Por último nombró opciones: internas abiertas y obligatorias para los partidos políticos: 51% a favor, 22% en contra, 27% desconoce. Internas abiertas y obligatorias para los ciudadanos: 65% en contra, 23% a favor, 12% desconoce. Internas abiertas no obligatorias para los ciudadanos pero con una cláusula de obligatoriedad por cinco años: 58% a favor, 16% en contra, 24% desconoce. enviar nota por e-mail | | |