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 domingo, 11 de julio de 2004

Un poeta del arco
¿Te acordás hermano?... de Dilio Tomás Poeta
Pirulo es un personaje que atajó en Central, Tiro Federal y Gimnasia, pero no llegó a primera por su berretín con los burros

Miguel Pisano / La Capital

"Una tarde estábamos en el café y me vino a buscar un amigo para ver la primera. Nos fuimos, gané y me quedé en la segunda, volví a ganar y me quedé en todas. Si hasta me llamaron por los altoparlantes para que me presentara a atajar en la primera local de Central, que jugaba en Central Córdoba", confía el ex arquero Dilio Poeta, en una extensa charla con Ovacion en el burrero café de avenida Uriburu casi San Martín, en el corazón del barrio Hertz, donde laburaba el recordado Gordo Marín.

No llegó a primera por los burros. Pero literalmente. Claro, Pirulo se crió en el burrero café Palermo, que estaba en 27 de Febrero y Moreno, enfrente de la vieja cancha de Tiro Federal, donde se juntaba una barra de atorrantes, rebeldes y fugitivos.

Dilio Tomás Antonio Poeta nació el 25 de julio del 32 en Zenón Pereyra, el último pueblito santafesino antes del límite y de San Francisco, donde el viejo tenía la carnicería y matadero hasta que un hermano lo tentó a venir a Rosario "a hacer la América", en las épocas en las que corría el ferrocarril y había trenes todos los días. Pirulo empezó a jugar en el club Italiano de Zenón Pereyra, que tenía el clásico contra el cuadro de los curas, en un típico pueblo dividido por la vía.

De pibe Pirulo vivía en nuestra ciudad, pero los tres meses de vacaciones se los pasaba en el pueblo, en la casa de los tíos Adela y Juan, que no cambiaba por nada y define con una frase: "Tuve una niñez bárbara".

A los diez años Poeta vino a vivir a la séptima, en Ocampo y España. "En la séptima tenía un montón de amigos, como el Rengo Nicola, el delegado de Sportivo Pasco, de donde salieron Biagioli, Ramacciotti y Nardiello. Pasco fue cuna de grandes jugadores, como Morning", recuerda Pirulo.

"A Central llegamos de casualidad. Don Enrique Solari, de la comisión de Provincial, nos quería llevar con Rosa. Y un día vino el Coco y me dijo que fuéramos a Central, cuando tenía 15 años. Practicamos dos veces, pero quedamos enseguida", confía Poeta. Pirulo debutó en el 47 la quinta que salió campeona con un equipo que formaba con Poeta; Filomeno y Angirama; Salaberry, Minni y Gravide; Tissera, Moriglia, Rosa, Lorenzo e Intini. "Y en el 49, paradojas del destino, todas las divisiones inferiores de Central salieron campeonas, y la primera se fue al descenso", revela Pirulo. "Y en el 49 tuvimos la cuarta de oro y salimos campeones invictos con Poeta; Tirabasso y Coronel; Fleita, Minni y Gravide; Tissera, Lorenzo, Rosa, Federico Vairo e Intini", se agranda el arquero.

Cuando Central se fue al descenso, Poeta alternó en segunda y en primera local, y cuando ascendió en el 51 lo hizo en reserva. Ese año lo llamó Erlan Ross, "ese gran hombre que tuvo Central", y le dijo que iba a jugar en reserva, con un sueldo de 800 pesos por mes, 150 por partido ganado y 100 por partido empatado. "Yo era Gardel, si cualquier laburante ganaba 300 pesos", razona Pirulo.

-¿Por qué no llegaste a primera?

-Porque tenía 19 años y estaba en otra cosa. Me gustaban dos cosas: el fútbol y las carreras. ¿Sabés qué pasa? Toda la vida me junté en el café Palermo, que era burrero cien por ciento. Iban todos los cuidadores, los jockeys. Enfrente estaba la cancha de Tiro. Nos criamos ahí. Jugábamos al fútbol y nos íbamos al café.

-¿Te perdieron los caballos lentos y las minas rápidas?

-Y... más o menos. Después de muchos años con mi señora cruzábamos a Erlan Ross en el centro y le decía lo que era como arquero.

Después de la colimba Poeta le pidió el pase a Ross y se fue a atajar a Tiro Federal, donde era amigo de don José Toquero y en el 53 casi salen campeones con aquel equipo que formaba con Poeta; el Patón Rodríguez y Mónaco; García, Sacchi y Cabrera; Romo, Delmo Acevedo, el Nery Todeschini, Russi o Delfrade y Afatato o Mercado. "Con decirte que a la cancha de Tiro la empecé a desarmar yo, con el canchero, el Negro Calatraba. No sé de quién eran los terrenos, pero valían mucha guita", revela Pirulo.

-¿Te arrepentiste de no haber atajado en la primera de Central?

-Y sí. Cómo no me voy a arrepentir. Si tenía todas las posibilidades y a Erlan Ross, que era un segundo padre. Me decía 1º de Mayo porque nunca laburaba. Era buen arquero, el físico me ayudaba mucho, tenía muy buena colocación, no era volador y hablaba mucho con mis compañeros, pero siempre alentándolos, jamás me echaron de una cancha. Pero no me gustaba el entrenamiento.

-Te perdieron los burros.

-¿Sabés qué pasa? Me crié en el café, donde tenía muchos amigos. El Gringo Ferragutti, que era cuidador, era mi amigo, como un hermano. Ibamos a comer asados, esos guisos carreros. Nos gustaba la joda y lo mejor que tuve fue los amigos que coseché: Palangana (porque era petiso, gordito y tenía alma de cafiolo), el Mono, el Gringo Ferragutti, el Colorado Zanni. Cuando jugaba en la local de Central estábamos en la cancha en un amistoso con Racing y me llamaron por altoparlante para que fuera a jugar y no fui porque no me habían citado. Ahora no iría corriendo porque no puedo, pero me apuraría.

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Poeta se crió enfrente de la vieja cancha de Tiro Federal. "Tuve una infancia bárbara", se ufana el arquero.

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