Año CXXXVII Nº 48438
La Ciudad
Política
Información Gral
Opinión
El Mundo
La Región
Policiales
Cartas de lectores


suplementos
Ovación
Escenario
Economía
Señales
Turismo
Mujer


suplementos
ediciones anteriores
Educación 03/07
Campo 03/07
Salud 30/06
Autos 30/06


contacto

servicios

Institucional

 domingo, 04 de julio de 2004

Una interpretación contra el mito

Rodolfo Montes / La Capital

La obra de Murmis y Portantiero incluye dos capítulos diferenciados, "Crecimiento industrial y alianza de clases en la Argentina (1930-1943)" y "El movimiento obrero en los orígenes del peronismo", publicados originalmente en dos etapas, en 1968 y 1969. El ensayo es entonces anterior a hechos clave de la historia política argentina como el Cordobazo, la caída de Onganía y el secuestro y asesinato de Aramburu por parte de los Montoneros. Sin embargo, el modo conciso, y una articulación muy eficaz sobre los problemas histórico concretos, pusieron en jaque a las interpretaciones dominantes de la época, ya sean las favorables o las críticas del movimiento peronista. Se trató, en definitiva, del "uso de herramientas conceptuales escasamente empleadas hasta ese momento", según el prologuista Hernán Camarero.

La obra tiene el valor de contrariar varios mitos instalados, no sólo acerca del peronismo, sino también del proceso de desarrollo económico de la Década Infame de 1930. Si bien confirma el carácter político oscuro y represivo de la época, una verdadera restauración conservadora que contrasta con la época democrática que la antecede, revela, a su vez, con datos irrefutables, la gran expansión manufacturera que se operó en aquella Argentina. Al cabo, la Década Infame fue tal en lo político, en especial por la exaltación humillante del fraude "patriótico", pero el proceso económico no fue lineal. Ni grandes terratenientes cerrilmente opuestos a la industria, ni medianos y pequeños productores, apoyándola.

Y lo más inquietante: Portantiero y Murmis revelan que tampoco hubo un corte entre "nuevos" y "viejos" trabajadores. Los primeros supuestamente vírgenes, sin experiencia política y presa fácil de ser atraídos por un populismo reformista que les "desplazaba" la conciencia de clase hacia confusas zonas de un nacionalismo sentimental, e incluso, peligrosamente autoritario. Por lo demás, los "viejos" trabajadores, anteriores a la irrupción del peronismo, encuadrados en las corrientes sindicales dominantes de la época -socialistas y comunistas-, no fueron ajenos a la génesis del nuevo movimiento político populista. Participaron con su nombre, con su acción, y con muchas de sus ideas preestablecidas.

Entre muchos elementos valiosos, "Estudios..." rescata la Carta Orgánica del Partido Laborista, la primera organización política peronista, la que ganó la elecciones de 1946. Allí puede leerse, en uno de sus items: "no se aceptará el ingreso de personas con ideas reaccionarias o totalitarias, ni integrantes de la oligarquía. A los que hayan pertenecido a partidos de tendencia conservadora, podrían ser afiliados del laborismo, siempre que no hayan actuado como dirigentes de los mismos".

Cuarenta y cinco años después de la fundación del Partido Laborista, un nuevo líder del movimiento, Carlos Menem, se alió con los AlSogaray, paradigma del conservadurismo y del golpismo argentino. Y logró conservar el poder institucional del Partido, y los votos masivos de un electorado fiel, durante casi una década. La Carta Orgánica del Partido Laborista había sido violada. ¿ Dónde está hoy la herencia peronista?, ¿ qué lugar tiene en el futuro político argentino? Son preguntas que permanecen abiertas.



enviar nota por e-mail

contacto
buscador

Notas Relacionadas
"El peronismo no tiene una explicación unívoca"


  La Capital Copyright 2003 | Todos los derechos reservados