Año CXXXVII Nº 48438
La Ciudad
Política
Información Gral
Opinión
El Mundo
La Región
Policiales
Cartas de lectores


suplementos
Ovación
Escenario
Economía
Señales
Turismo
Mujer


suplementos
ediciones anteriores
Educación 03/07
Campo 03/07
Salud 30/06
Autos 30/06


contacto

servicios

Institucional

 domingo, 04 de julio de 2004

[Revisiones] Néstor Sánchez y un olvido injusto
La vida al ritmo de la escritura
La editorial Alción reeditó "Nosotros dos", una novela clave en los años 60

Jorge Boccanera

Reunir la imaginación dispersa y olvidada de uno de los grandes escritores argentinos, Néstor Sánchez, fallecido hace un año, es la tarea acometida por su hijo Claudio, Liliana Guaragno y el sello editorial cordobés Alción, que acaba de reeditar su primera novela "Nosotros dos", recomendada en los años 60 por Julio Cortázar.

La apuesta editorial promete reeditar la obra completa de este escritor "de culto" -destacado a nivel latinoamericano, y editado por Seix Barral en España y Gallimard en Francia- que le dio la espalda al llamado "boom" acentuando su escritura de corte experimental influenciado por Carlos Castaneda, James Joyce, el surrealismo y las experiencias esotéricas de Gurdjieff.

Sánchez publicó en 1966 "Nosotros dos", a la que siguieron "Siberia Blues", "El amhor, los orsinis y la muerte" (sic) y "Cómico de la lengua", acaso su mejor obra. Durante 18 años el narrador permaneció fuera del país, ocho de los cuales vivió en las calles de Nueva York, alejado de la escritura.

De regreso a Buenos Aires en 1986 publicó el libro de relatos "La Condición Efímera", donde cuenta su experiencia como clochard (vagabundo), aunque unos pocos lectores lo recordaban. "Mi viejo fue excluido del circuito literario -especula su hijo-; se oponía a todo tipo de negocio en relación con su escritura".

Bailarín profesional de tango en 1955 junto al popular Juan Carlos Copes, Sánchez fue burrero, periodista, viajero por Europa, Perú, Chile y Venezuela, donde publicó la antología "20 Nuevos narradores argentinos". Había arremetido con una prosa poética original desde un primer y desconocido libro de cuentos, "Escuchando a tu hijo".

Su reeditada novela, que lo ubicó en su momento entre los jóvenes más prometedores post "Rayuela", cuenta una historia de amor y desamor desandada entre calles de Banfield, Constitución y Retiro y tuvo el espaldarazo de Cortázar."Se la envié por correo a París y él recomendó su publicación, de ahí en más quedamos amigos", recordó Sánchez en una última entrevista.

Luego de su muerte a los 68 años, en absoluta soledad y olvido, su hijo Claudio comenzó la tarea de recuperar su obra, anunciando la creación de una página web con fragmentos de sus novelas, artículos periodísticos, entrevistas y textos inéditos.

"Después del fallecimiento de su padre -cuenta Guaragno, ensayista dedicada a la obra de Sánchez- Claudio recuperó el material".

Entonces, "se reunió con Hugo Savino, Mariano Ficzman, Ricardo Ortiz y Roberto Raschella, amigos del escritor, para reeditar la obra y reunir materiales dispersos". Así obtuvo conversaciones grabadas, como una de Sánchez con Carlos Riccardo.

Literatura de fuerte impronta poética, (caracterizada por Sánchez como "escritura poemática") en sus textos las resonancias musicales de la palabra prevalecen sobre la historia. "Nosotros dos" anticipaba claves que se muestran más en "Siberia Blues": el jazz, el tango, las mujeres, el fútbol, el cine y el turf.

"Sánchez -señala Guaragno- no estaba de acuerdo con que la literatura estuviera ligada a la línea socio-política, pensaba que no era el instrumento apropiado para ese fin".

A su juicio la situación política que se vive desde 1966 en adelante sobre todo después del 70 -Sánchez ya no estaba en el país- condiciona respecto a una literatura diferente, ligada "a lo trascendente. Este aspecto no entraba en las expectativas de los lectores de esa época, ni tampoco una narrativa como la de Sánchez, en la que el lector tiene que adherir por «resonancias»".

Para Guaragno, "Sánchez maneja el lenguaje como un instrumento musical, con reminiscencias, citas, otras voces literarias, otros signos como dibujos, planos, partituras, etcétera. No va a la comunicación, sino a la transmisión".

Esas características "si bien lo separan del gran público a partir del 70, generan una cantidad menor de lectores, pero apasionada por su obra; de modo que se lo leyó, se lo lee y se lo recuerda con la misma fuerza que tiene la palabra en Sánchez al nombrar, al dejar que la vida suene al ritmo de la escritura".

En 1973, a punto de editarse "Cómico de la Lengua" en París, Cortázar sostenía que Sánchez, ese autor criticado por el carácter experimental, era "muy audaz" y "sumamente útil en nuestro medio".

Sánchez, según Cortázar, rechaza los moldes ordinarios de la literatura narrativa "y busca escribir libros que, siendo novelas, tienen al mismo tiempo un aspecto formal, un aspecto idiomático, lleno de belleza porque va en contra de los lugares comunes de la adjetivación usual".

El autor de "Rayuela" decía sentirse atraído por la imaginación "extraña", de un novelista que "trabaja a base de síntesis fulgurantes", y al que "yo siempre he querido mucho".

enviar nota por e-mail

contacto
buscador

Ampliar FotoFotos
Ampliar Foto


Notas Relacionadas
"Me faltan los amigos"


  La Capital Copyright 2003 | Todos los derechos reservados