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 sábado, 03 de julio de 2004

Tres años de prisión en suspenso y ocho de inhabilitación para cargos públicos a dos policías
Condenan a un comisario y un oficial por matar a un joven
Le pegaron 12 tiros a Angel Berón. Un juez dijo que dispararon en defensa de una agresión, pero se excedieron

Jorge Salum / La Capital

Ocho años después del suceso, un juez condenó a tres años de prisión en suspenso y a ocho años de inhabilitación para ejercer cargos públicos a dos policías de la Unidad Regional II que mataron a balazos a un joven al que tenían orden de detener porque la propia policía lo vinculaba a un par de robos a punta de pistola. Las condenas incluyen al comisario Rafael Mariano Godoy y al oficial Rubén Darío Sánchez, quienes fueron sentenciados por homicidio con exceso en la legítima defensa. Godoy es ahora el subjefe de la Alcaidía residual que funciona en la ex jefatura de policía y Sánchez es el tercero en la línea de mandos de la comisaría 19ª, en la zona suroeste de la ciudad. La sanción contra ambos aún no es definitiva ya que apelaron y la Cámara Penal debe revisar la sentencia.

El comisario Godoy era jefe de la subcomisaría 1ª -luego ascendida de categoría como seccional 30ª- y el oficial Sánchez trabajaba bajo sus órdenes cuando un juez de Instrucción ordenó allanar una modesta casa en la villa La Cerámica con el objetivo de detener a Angel Alberto Berón, de 22 años. Al joven, a quien en el barrio lo conocían como Tata, lo acusaban de haber protagonizado un sangriento asalto a una sanwichería ubicada en Baigorria y Camino de los Granaderos, donde una persona fue gravemente herida de bala, entre otros atracos.

La orden de allanamiento se cumplió el 17 de junio de 1996. La patrulla de la subcomisaría 1ª estaba al mando de Godoy, que hasta el año pasado fue jefe de la comisaría 20ª de Empalme Graneros. El móvil se internó en La Cerámica con apoyo de la Guardia de Infantería y se dirigió directamente al domicilio ubicado en Machain 2838. Allí estaba Berón, quien momentos antes de la llegada de la policía descansaba sobre un catre. Segundos antes, según la sentencia, una joven con la que convivía alcanzó a advertirle que los uniformados iban a buscarlo.

Cuando llegaron los efectivos se escucharon varios tiros y al cabo de unos segundos Berón había muerto. Sánchez le había disparado con una pistola Browning 9 milímetros y Godoy con una pistola ametralladora FMK 3 del mismo calibre, un arma poderosa capaz de escupir 600 proyectiles en apenas un minuto.

A partir de ese momento hubo confusión y muchas dudas. La policía presentó el caso como un tiroteo y los familiares de Berón dijeron que lo habían fusilado. Junto al cuerpo aparecieron dos revólveres, un 32 largo y un 22 corto, y al lado de la puerta por donde entraron los policías quedó la marca de un disparo. Además, en el suelo había un par de vainas servidas del 32. Para los uniformados eran la prueba de que Berón los recibió a balazos. Para los parientes de la víctima, en cambio, todo fue plantado por los policías para montar la escena de un tiroteo en el que el muchacho también había disparado a matar.

Pasaron cuatro años hasta que el juez de Instrucción Eduardo Suárez Romero, quien tuvo a su cargo la investigación, sobreseyó a los policías. Para él los uniformados habían actuado en legítima defensa. La fiscal Elida Rivoira apeló esa decisión y la Cámara Penal le dio la razón. Entonces el comisario Godoy y su subordinado fueron a juicio acusados de homicidio con exceso de la legítima defensa.

Después de tanto tiempo, al juez encargado del juicio ya no le quedaban pruebas por practicar. Los testigos que tenían que declarar ya lo habían hecho y las pericias que era necesario hacer ya habían sido realizadas. Hace algunos días finalmente dictó su veredicto, y lo hizo en sintonía con lo que había pedido al fiscal excepto por un detalle: en lugar de inhabilitar a los policías para ejercer cargos públicos por diez años, como pretendía Rivoira, lo hizo por ocho.

El magistrado es Julio César García, quien dio por probado que Berón disparó contra quienes fueron a detenerlo pero también entendió que los policías se excedieron. Tuvo en cuenta que Sánchez ya había herido en un tobillo a Berón cuando Godoy tocó el celoso gatillo de la pistola ametralladora FMK que portaba. No fue posible determinar cuántos disparos hicieron en total, pero sí que 12 de ellos impactaron en el cuerpo del muchacho.

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Godoy y Sánchez dipararon contra Berón.

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