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 domingo, 27 de junio de 2004

Tensión social. El sociólogo dijo que la pelea con Duhalde no es ideológica
Borón: "Kirchner carece de estrategia"
Afirmó que hablar de un partido piquetero es fruto de una "imaginación demasiado afiebrada"

Carlos Colombo / La Capital

El presidente Néstor Kirchner "no tiene una estrategia de construcción del aparato político propio", dispara el sociólogo Atilio Borón, quien tiene una lectura crítica de la gestión del patagónico y califica la pelea con su antecesor Eduardo Duhalde de "superflua", porque si bien es por el poder no tiene aditamentos "ideológicos". Para el titular de la cátedra de Teoría Política de la UBA, el apoyo de los piqueteros oficiales no alcanza "para darle gobernabilidad", y consideró que pensar en un partido impulsado por esos sectores es fruto "de una imaginación demasiado afiebrada".

Borón, en una entrevista con La Capital, atribuyó a los errores del peronismo, el radicalismo y el Frepaso "la decadencia" de los últimos 15 años del país y reclamó "un proyecto político-económico tomando nota de lo que fue la invención del peronismo en al Argentina".

-¿Cómo puede incidir en la gobernabilidad la pelea Kirchner-Duhalde?

-Influye negativamente. Es una disputa que no le hace bien al país, no le agrega cosas al gobierno y crea nuevas dificultades. Es una disputa superflua que no hace a la esencia de los fenómenos que hoy debe enfrentarse Argentina, que no tiene que ver con los espacios de poder ni con si la cabeza de lista del Partido Justicialista en Buenos Aires es la senadora Cristina Fernández de Kirchner o Hilda Duhalde. El país se enfrenta con dificultades mucho más delicadas y esta pelea ha generado una sensación de malestar muy grande en un sector muy importante de la población. El gobierno tendría que bajar el tono de esta pelea, y si la gente del duhaldismo insiste en querer pelear creo que (el gobierno) no debería entrar en este juego.

-En esta pelea está en disputa el poder.

-La pelea se da por poder, pero no es una pelea ideológica. La resolución de esta pelea de ninguna manera va a dirimir una orientación ideológica del gobierno argentino.

-¿Tiene que ver con la tan mentada hegemonía del PJ, donde convive el oficialismo como la oposición?

-Lo que hemos visto en la Argentina es que la oposición está sumamente debilitada. No hay una oposición legislativa fuera del peronismo, pero se trata de un proceso que está vaciado de contenido porque ser peronista hoy en día políticamente no tiene ninguna significación, no es como en el pasado, cuando remitía a un ideario. En todo caso, lo que demuestra es la debilidad de la oposición, tanto de derecha como de izquierda.

-A pesar de ello el peronismo hace 60 años que sigue siendo protagonista, mientras el resto del espectro político está en crisis.

-La crisis de los otros partidos es total. El radicalismo se ha convertido en un partido vecinal, que ha dejado de ser una fuerza política nacional. De todas maneras, no hay que caer en la simplificación de concebir al peronismo hoy como lo que fue el PRI durante 70 años en México, fundamentalmente porque el PRI fue un partido serio, en cambio acá se trató de caudillos locales sin un proyecto nacional que produjo, junto con el partido radical y el Frepaso, la decadencia fenomenal de los últimos 15 años de la vida pública argentina.

-A pesar de ello, cuando Kirchner apunta a la transversalidad busca dirigentes que provienen del gobierno de la Alianza, fundamentalmente desde el Frepaso.

-Yo veo que ese es el problema de Kirchner, que no tiene una estrategia de construcción del aparato político propio, está tratando de reclutar a diestra y siniestra a cualquiera que se le aparezca en el camino, y esa es una construcción de arriba hacia abajo que no garantiza perdurabilidad. El único camino que puede servir es el que va de abajo hacia arriba, para lo cual hay que hacer una política económica y social muy diferente a la que está haciendo este gobierno.

-¿Cuál es su lectura sobre los piqueteros, que nacen a partir de los reclamos por sus necesidades, y hoy están fraccionados políticamente?

-Están ahí en ciernes como un nuevo actor político de cierta gravitación, pero se habla del partido de los piqueteros y eso se trata de una imaginación demasiada afiebrada. De todas maneras por más importante que sean las acciones directas, el movimiento piquetero está muy lejos de constituir un amplio movimiento de masas, capaz de otorgarle gobernabilidad a un Ejecutivo determinado. Es una base de apoyo importante, el gobierno fue ganándose algunos adeptos del movimiento piquetero a partir de un manejo bastante astuto de las políticas sociales, pero con eso solo no le alcanza.

-¿Qué faltaría para que alcance?

-Un proyecto político-económico, tomando nota de lo que fue la invención del peronismo en la Argentina. Como dice Eric Hobsbawm: la invención de las tradiciones. Lo que enseña la experiencia del peronismo es una instauración de una muy inteligente política de agrupamiento e integración social que aunada a la efectividad de una política social muy bien direccionada para favorecer a los sectores más deprimidos de la sociedad produjo un movimiento social de extraordinarias dimensiones. Hoy no hay nada de eso, más allá de los coqueteos con los piqueteros, que no constituyen una base sólida para una nueva propuesta de gobierno.

-¿Kirchner pudo comenzar a restaurar el tejido social y recuperar en la gente la credibilidad en la política?

-Falta mucho todavía, pero Kirchner está beneficiándose con una especie de tregua que le otorgaron los ciudadanos que están muy interesados en que algunas cosas terminaran de ocurrir e iniciar un camino de recuperación y reconstrucción nacional, pero tengo la sensación de que esa tregua se va a acabar a finales de este año, y no noto señales positivas desde el gobierno en el sentido de que van a cambiar las cosas para evitar el derrumbe de esa tregua, y que Argentina se precipite a un carril bastante turbulento en los últimos meses de este año.

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