| miércoles, 26 de mayo de 2004 | Pasos de la reanimación La reanimación cardiopulmonar se administra cuando la respiración, el pulso (o ambos) de una persona se detienen. Cuando esto ocurre se produce la muerte súbita, mayoritariamente ocasionada por un ataque cardíaco. Conocer los síntomas y las acciones para evitar sus consecuencias aumenta la sobrevida.
Los síntomas que anteceden al paro cardíaco son sensación desagradable de opresión o dolor en el medio del pecho; sensación que se extiende hacia los hombros, el cuello o los brazos; malestar toráxico con desvanecimiento, sudoración, náuseas o falta de aire (pueden estar presentes uno o más de estos signos). Si pasados unos minutos las señales persisten, llame a un servicio de emergencias.
Mientras se espera el arribo del móvil, inicie los siguientes pasos de reanimación cardiopulmonar:
u Vía aérea: para permeabilizar la vía aérea, levante el mentón con una mano, mientras con la otra le empuja la frente hacia abajo (para inclinar la cabeza hacia atrás). Una vez abierta la vía aérea, inclínese y coloque su oreja cerca de la boca. Si el afectado está respirando, colóquelo de costado haciendo rotar su cuerpo. Mientras que si no respira, tendrá que administrarle respiración artificial.
u Respiración: la técnica boca a boca es la más apropiada para dar respiración. Oprima la nariz de la víctima entre el pulgar y el índice de la mano que le colocó sobre la frente. Asegúrese de mantener esa mano sobre la frente, para que la cabeza continúe inclinada hacia atrás. Mantenga la otra mano bajo el mentón, levantándolo. Apoye su boca sobre la boca de la persona sellando firmemente para que no se escape aire e inmediatamente haga dos insuflaciones completas.
u Circulación: busque el pulso carotídeo para verificar si el corazón aún late. Para localizar el pulso, con la mano con la que levantaba el mentón de la víctima búsquele la nuez de Adán. Deslice las yemas de los dedos a lo largo del surco que corre al lado de la nuez para ver si siente el pulso. Si no lo encuentra, será preciso que administre, además de respiración, apoyo circulatorio. El masaje cardíaco externo está destinado a generar circulación artificialmente. Al aplicar compresiones rítmicas sobre la mitad inferior del esternón está obligando a bombear sangre. Cuando es preciso dar respiración artificial y masaje cardíaco externo, el ritmo correcto es 15 compresiones por cada dos insuflaciones. Se deben aplicar de 80 a 100 compresiones por minuto. enviar nota por e-mail | | |