| domingo, 23 de mayo de 2004 | Rendirse jamás Rugby: Jockey lo dio vuelta y festejó Pablo F. Mihal / La Capital En la jerga turfística hay un adagio que generalmente no falla: caballo que alcanza, ganar quiere. Salvando las distancias, el mismo le cupo a la primera división de Jockey que, tras ochenta minutos muy emotivos, logró un importante triunfo en su visita a Las Delicias frente a Duendes por 24-22, en el marco de la 6ª fecha del Regional del Litoral, torneo donde está en juego la Copa Volkswagen.
Si bien el partido fue muy parejo, Jockey fundamentó la victoria en dos pilares: convicción y temperamento. No fue un buen partido, pero tuvo la emotividad de las grandes tardes.
El encuentro tuvo dos momentos bien definidos que coincidieron con sus partes: un primer tiempo donde Duendes fue el protagonista y el complemento donde Jockey dio vuelta una historia adversa y se quedó con el festejo.
Los verdinegros arrancaron con decisión, atacando casi en forma ininterrumpida y obligando a Jockey a replegarse. Muy concentrados y sobre todo ordenados, los dirigidos por Pérez y Conde manejaron los hilos del primer parcial llegando dos veces al try, la primera vez a través de Camilo Boffelli y la segunda con el interminable Hugo Céspedes.
Más allá de las diferencias que ostentó el marcador (el parcial terminó 17-3 favorable al dueño de casa), dentro de la cancha las acciones eran bastante equilibradas y se caracterizaron por un tremendo trabajo en la cocina.
En el complemento, Jockey salió dispuesto a dar vuelta la historia. Para ello utilizó el kick y el viento a favor, cosa que Duendes en el primer tiempo no había hecho.
Con la paciencia de un oriental, los verdiblancos buscaron por diferentes vías tratar de superar la marca (bastante plana) que ayer utilizó el local. Convencido de que en cualquier momento las puertas se abrían, Jockey insistió en sus intentos hasta que, a los 15' logró su cometido cuando Memo Preumayr vulneró el ingoal local.
No fue solamente un llamado de atención. Jockey se puso a tiro de try convertido lo que marcaba que el partido estaba para cualquiera. Ahí empezó otro partido, porque Jockey se dio cuenta de que podía y Duendes cometió el peor de los pecados: lo esperó.
Fachetti, de contra, volvió a herir y lejos de quebrar el espíritu de los verdiblancos su try sirvió para potenciar sus intenciones. Llegaron los cambios y con el aire nuevo Jockey fue más incisivo, mientras que Duendes padecía el hecho de no tener un pateador confiable.
Santiago Sorini, recién ingresado, fue gravitante y con dos tries en su haber le dio una ajustada pero merecida victoria al verdiblanco, que así vio premiado su esfuerzo y su espíritu indeclinable. No dejó dudas: la resignación no estaba en su diccionario. enviar nota por e-mail | | Fotos | | El clásico del rugby rosarino fue otra muestra de despliegue emocional con una definición intensa y por poco margen. | | |