| sábado, 22 de mayo de 2004 | Mansilla en 3D: deseo, decisión y disciplina Las vivencias son, a la larga, el mayor tesoro que una persona puede guardar. Tranquilo y saboreando cada respuesta como si fuera un recuerdo exquisito, Miguel Mansilla dialogó con Ovacion sobre las huellas que dejó toda una vida dedicada al deporte de la pelota ovalada y los arcos en forma de hache.
-¿Qué es lo que aprendiste del rugby?
-Por más que suene repetido aprendí que el rugby es una forma de vida. Es también una enseñanza que hay que acompañarla con algunas cosas. Siempre digo que hay que aplicar las tres D. El Deseo de hacer el deporte, la Decisión de llevarlo a cabo y la Disciplina para ejecutarlo. A partir de ese pensamiento, por distintas razones, tomé la responsabilidad conmigo para trabajar duramente y seguir hasta ahora tratando se superarme día a día.
-Una de las cosas que deja el rugby es una gran cantidad de amigos. Si tuvieras que nombrar uno, ¿a quién elegirías?
-En el rugby tenés amigos por todos lados. El hecho de compartir cosas te lleva un poco a eso. Si tengo que nombrar uno no lo dudo: es Cachi Discaciatti. Con él jugamos juntos en Mitre, en Duendes y en el seleccionado de Rosario, pero nuestra amistad fue mucho más allá del rugby.
-¿Qué entrenadores te marcaron en tu carrera deportiva?
-Hay dos que fueron clave. Uno, el que me mostró el rugby, fue Tito Bossio, y el otro, que es el que me lleva al seleccionado y me enseñó el tecnicismo de jugar en otro nivel, fue José Luis Imhoff. Fueron dos hombres que me marcaron y de los que aprendí mucho. También hubo otros como Rubén Serri, Ricardo Covella, Ricardo Paganini... de todos aprendí algo.
-De todos los partidos que jugaste, ¿cuál es el que más recordás?
-Uno de los partidos que me mantuvo durante una semana inquieto fue el que jugué contra los All Blacks, por lo que los neocelandeses representan.
-¿Y qué te acordás de ese choque?
-En pocas palabras: que nos pasaron por encima. Recuerdo la potencia de su rugby y la diferencia que había con nosotros. Veíamos camisetas negras por todos lados.
-Tuviste una breve experiencia en Los Pumas
-Sí, demasiada breve. En 1989 había tenido un buen año. Con Rosario le ganamos a Buenos Aires en cancha de Tigre y tuve la suerte de apoyar el primer try. Fue después de la final del Campeonato Argentino que jugamos contra Tucumán en Santiago del Estero, que en ese momento tenía un pack poderosísimo, cuando me llamaron. Hicimos un par de prácticas en Hindú y fuimos a jugar a San Juan contra un seleccionado del lugar. Ahí tuve una lesión cervical, dos meses parado y la oportunidad pasó.
-¿Qué recordás del seleccionado de Rosario?
-Muchos partidos internacionales, la gira que hicimos por Inglaterra y llegar a las finales para quedar allí... Creo que lo que me faltó fue salir campeón argentino con el seleccionado de Rosario.
-Físicamente se te ve bien, inclusive más flaco.
-Tuve una buena pretemporada. El profe Néstor Pipa Pagliaroli hizo un trabajo muy bueno. Yo lo viví, lo vivo y veo los resultados. Termino los partidos cansado como cualquiera pero me recupero enseguida.
-¿Cuál es el secreto de la vigencia?
-Llevar una conducta en todo los órdenes de tu vida. Lo que pasa dentro de la cancha tiene mucho que ver lo que hacés afuera.
-¿Qué sentís cuando entrás a la cancha y al lado tuyo hay un pibe de 20 años?
-Me pasó en Gimnasia, con un chico de 21 años. Es algo raro..., imaginate que llevo 28 años en primera división, o sea que cuando yo ya formaba el ni había nacido, es más ni siquiera estaba en los planes.
-¿Cómo compatibilizás el tema del rugby, la familia y el trabajo?
-Más allá del sacrificio personal, el aguante de la familia es fundamental. El rugby es un vicio sano, pero es un vicio al fin y dejás cosas de lado. A tus hijos los ves poco o compartís pocas cosas con ellos, y con tu esposa también. Gracias a Dios, me bancaron y me siguen bancando.
-¿Hasta cuándo vas a seguir mintiendo?
-Cuando no tenga más ganas de agarrar el bolsito e ir a entrenar, ahí dejo. Recién ahí voy a decir se acabó. enviar nota por e-mail | | |