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 sábado, 22 de mayo de 2004

En un congreso realizado en Mar del Plata, la cadena debatió cómo recuperar un lugar preponderante para el cultivo
Trigo: el regreso del rey en el olvido
Fue el cereal que convirtió a la Argentina en el "granero del mundo" pero la producción se mueve hoy por debajo de su potencial. Cómo competir: ¿el precio o la calidad?

Claudio Berón / La Capital

La cuestión era debatir acerca del futuro del trigo en los campos argentinos. Para esto se dieron cita la semana anterior en Mar del Plata unos 1.700 productores, especialistas y expositores en el congreso A Todo Trigo, organizado por la Federación de Centros y Entidades de Acopiadores. Se discutió, tanto en plenario como en talleres, la posibilidad de los mercados internacionales y los rindes y calidades del trigo nacional. Haciendo números, en el país se cosechan entre 13 y 14 millones de toneladas del cereal, se exporta el 65% y tanto Brasil como la molinería local se llevan 5 millones, respectivamente. Allí está el negocio.

En los talleres paralelos se hizo hincapié en los avances en manejo genético, biotecnología y enfermedades del cultivo.

La conclusión del encuentro fue que los mercados compiten en forma salvaje, la encerrona no es calidad versus cantidad y el trigo puede retomar, con inversión, su antiguo lugar preponderante. La jornada comenzó con un panorama del mercado mundial, a cargo del director general del International Grain Council, el francés Germain Denis, que dio paso a una visión de los principales países o regiones protagonistas del mercado mundial: Canadá, EE.UU., Australia, la Unión Europea y China.

En otro orden, se dieron cita la molinería Argentina y brasileña, los dos principales clientes del cultivo, además de la industria alimentaria, consumidora de la harina de trigo, y la exportación, que completa la demanda.

Raúl Tomás, presidente de la Federación, expresó que "actualmente la producción de trigo en la Argentina y el mundo parece haber llegado a su umbral", por las variaciones importantes que están sufriendo los stocks, las modificaciones estructurales en la demanda y la aparición de nuevos países.

En lo que respecta a los planes a futuro, indicó que existe un dilema aparente entre dedicarse a mejorar el rendimiento por hectárea y lograr, por vía de la segregación desde el origen, competir con una mejor calidad del trigo.

El dirigente puntualizó sobre grandes líneas de pensamiento este dilema; "La Argentina debe especializarse en trigos de alta calidad panadera, a fin de ganar competitividad en mercados sofisticados y de altos ingresos", sostuvo y agregó que allí se compite con el trigos de calidad " que proviene de Canadá, EEUU y Australia".


La segregación
En lo que significa establecer clases de trigo con el propósito de lograr una oferta del trigo argentino homogénea, explicó que se lograría segregando trigos duros por clases que componen diversas variedades y traería como consecuencia precios diferenciales y superiores a los de trigos mezcla.

Ante la avalancha del trigo de los países del Mar Negro; como Ucrania, Bulgaria, Georgia y Kazajstan, entre otros, Tomás expresó que "la alternativa es lograr más competitividad a través del aumento de los rendimientos y la disminución de los costos unitarios".

En tanto, al optimizar los costos "el ingreso por hectárea de los productores aumentaría e impediría la posible sustitución de trigo por soja o maíz", agregó. Esta posición sostiene que si la Argentina no aumenta los rendimientos de sus trigos, igualmente tendría que competir en los mercados por precio.

Los asistentes vieron desgranarse frente a ellos un panorama del cereal en el mundo, expuesto por Germain Denis; "En la campaña agrícola que finaliza en junio de 2004, se moverán 100 millones de toneladas en los mercados mundiales, la tercera parte del comercio internacional de granos, en tanto las existencias serán las más bajas en los últimos 20 años.

Los países declinan los sectores de siembra y durante la última campaña se notó estabilidad de precios, pese a las sequías en Europa y Rusia, lo que es algo a tener en cuenta", especificó.

A la hora de los pronósticos Denis no dudó: "Los agricultores aumentarán la producción en 2004, se esperan cosechas especialmente abundantes en Europa e India y una recuperación en Rusia y Ucrania, se estima una producción de 600 millones de toneladas, en cambio, China tendrá una producción bastante menor a los 83 millones de 2003".

La síntesis del directivo internacional fue más que gráfica: "el crecimiento demográfico, el aumento de ingresos, la urbanización y diversificación de las dietas, indefectiblemente incrementará la demanda", abundó.

Luego de este panorama y con el transcurso de las ponencias sobre el cultivo y sus mercados los empresarios Néstor Niell y Juan Gear sintetizaron en parte lo discutido.

"Nos enfrentamos a la sojización y los mercados que, como Canadá y Australia juegan en calidad. A la vez tenemos trigo competitivo en precio con países que salen a comprar plata y no a vender trigo, como los que componen la cuenca del Mar negro; Ucrania y Katzajstán, que invaden los mercados y tiran el precio, pero no son confiables en el contexto mundial y en tres meses desaparecen como proveedores", apuntó Niell.

En cuanto al desarrollo, el exportador Juan Gear no dudó en explicar que "la discusión entre calidad y cantidad es vieja. Si el mercado mundial son 600 millones de toneladas y cambian de frontera 100 millones, 500 millones van al mercado interno. En Argentina el trigo siempre ha ido al pan, el mercado de trigo de calidad es 10 millones de toneladas, de las cuales 2 millones van a Europa y 5 a Japón, quedan 83 millones de toneladas que lo menos que pretende es 11% proteínas. Si no, no es pan. En Francia es forraje" comparó.

Quienes se encargaron de sintetizar lo discutido compartieron la idea de que no hay entes oficiales que inviertan o regulen la situación del trigo y, en un tono crítico expresaron que la política agrícola argentina existe con la premisa de que "en tiempo de vacas gordas el Estado te dice: dame todo lo que tengas; en tiempo de vacas flacas la respuesta es: arreglátelas como puedas".

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En las jornadas se analizó el mercado internacional del cereal.

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