Una gestión que llegó a tiempo

Jorge Sansó de la Madrid / La Capital

El gobierno provincial apeló a la mesura para enfrentar la urgencia inminente. La crisis energética del país, parece develar un rostro todavía difuso de la administración de Jorge Obeid. Pero por lejos más interesante que la sordidez del siempre resbaladizo terreno del juego político-partidista.

La ecuación menos iluminación pública y posible incremento de la inseguridad ha movido a la ciudadanía a visualizar una arista más preocupante del problema. Tener que resignar ciertas comodidades es, a todas luces, un precio más razonable que acostumbrarse a vivir con la incerteza del temor latente o pagar con posteriores lamentos la crisis. De allí que, aunque figure en las medidas planificadas, las autoridades provinciales hayan incluido la opción al final de la lista. Cuando se trata, fundamentalmente, de la medida más accesible y menos compleja en su aplicación. Pero, primordialmente, la más redituable políticamente en términos de inmediatez. No hay, posiblemente, imagen que exhiba con mayor elocuencia la decisión oficial de ahorrar consumo que avenidas y plazas a media luz. Las consecuencias posteriores como un presunto incremento de la criminalidad al amparo de las sombras, bien podrían atribuirse al contexto general de una emergencia no imputable a la administración provincial.

En cambio, la Casa Gris ha dicho que a partir del 1º junio cambiará el horario de la administración pública. Haciéndola funcionar a partir de las 8 y hasta las 18; procurando ahorrar una hora de consumo eléctrico en todas las reparticiones. Mientras se analiza la posibilidad de extender la medida a las escuelas y hospitales. Una decisión que sólo tiene de simple su enunciación. Y aunque no llegare a necesitarse apelar a estos mecanismos tan complejos la decisión política de comenzar el menú de opciones por estas medidas da cuenta de una disposición que, lamentablemente, tiene bastante poco de común y usual. Se trata nada más ni nada menos que de un acierto de gestión. Sin sobreactuación y sin especulación. Nada más, pero tampoco menos.