Lecturas

Relaciones con fantasmas: El valor de la escritura en la web

Novela. "La amistad", de Daniel Link. El Cuenco de Plata, Buenos Aires, 2004.

Irina Garbatzky

"La ansiedad es sexual, ¿no? Pero en el fondo la ansiedad sexual debe ser efecto de la ansiedad emocional", apunta Link en una entrevista sobre "La Ansiedad". Se trata de la segunda novela de este escritor, que además de narrador y poeta es editor del suplemento RadarLibros del diario Página/12 y docente de la Universidad de Buenos Aires.

Si la ansiedad es la emoción que pone en marcha la construcción de una novela, ¿cuál es el objeto que la suscita en este caso? A primera vista al menos dos ansiedades aparecen con preeminencia en el texto de Link: la ansiosa búsqueda del amor y la escritura ansiosa del chat. El relato de la búsqueda amorosa del protagonista -un escritor homosexual acostumbrado a los encuentros virtuales en la red- es simultáneamente una reflexión sobre el valor que ha cobrado la escritura en la web, donde cumple un papel preponderante en los vínculos humanos que allí se entablan, y donde, en el afán de comunicación, se mezcla con el trastocamiento de las identidades y la ficcionalización de la vida cotidiana.

"Novela trash" es el subtítulo de "La Ansiedad": en efecto, el texto se dispone bajo el formato de los documentos que generalmente destinamos a la "papelera de reciclaje", como lo son los correos electrónicos, las conversaciones del chat, los manuscritos con anotaciones y algún que otro volante publicitario.

La narración, desprendida de las voces de los diferentes personajes que escriben y chatean, remeda el efecto que produce la web a cualquier usuario: la conjugación de un cosmos inconmensurable de lenguas, información, imágenes, productos, sobrenombres y un etcétera magnífico en donde entra la jerga gay y la pornografía en inglés. A dicha simulación el narrador le suma una modalidad genérica: la intercalación (fragmentaria, como corresponde a toda escritura que imite la escritura "internetizada") de textos teóricos que indagan sobre las posibilidades de la comunicación y la conformación del sujeto que escribe en los nuevos formatos de expresión.

Estos fragmentos actúan como guía de lectura y explicitan un cuerpo de ideas que subyacen bajo la trama novelesca y confluyen en una serie de preguntas tanto sobre el cariz que cobran las relaciones humanas basadas fundamentalmente en la escritura como sobre las enfermedades de nuestro tiempo: el virus del sida y otras problemáticas de orden psicológico (la histeria, la dependencia emocional, las adicciones o la esquizofrenia) que en el mundo multimedia juegan de un modo particular.

Dado que en la novela las relaciones de los personajes se sostienen a través de e-mails y chats, los textos teóricos citados retomarán la interrogación acerca de la "veracidad" de la voz que escribe en los "géneros del yo", las epístolas que hoy son correos electrónicos o los diarios íntimos ("weblogs", en el lenguaje de la web): "La posibilidad de escribir cartas (...) es una relación con fantasmas, y no sólo con el fantasma del destinatario, sino también con el propio fantasma del remitente, que crece en las líneas de una carta que se escribe", dice Franz Kafka en uno de los fragmentos citados.

Así, Thomas Mann, Marshall Mac Luhan, Josefina Ludmer y Roland Barthes son algunos de los autores que la novela retoma, siguiendo una de las hipótesis planteadas al comienzo: Internet puede concebirse como un "laboratorio de escritura", que antes que comunicar genera ficciones sobre las identidades individuales y los hechos cotidianos, donde acaso la utopía comunicacional no sea más que el relleno imaginario de los vacíos generados por la ausencia del intercambio corporal y gestual en las relaciones humanas.