| domingo, 16 de mayo de 2004 | Opinión: Dejó todo en Brasil y merece el aplauso Miguel Pisano / La Capital Ya está. Así deben haber pensado los numerosos hinchas canallas el jueves a la noche, cuando Central jugó un partidazo contra el poderoso Sao Paulo en el mismísimo Morumbí, en el que estuvo a un tris de ganar en el final con ese par de contraataques del Yerbatero González y del Riky Moreira.
Más allá de la lógica bronca y desazón por la clasificación que se escapó en los últimos penales, el partido del jueves dejó una serie de mensajes muy claros. En primer lugar, la notable actuación que cumplieron los jugadores, quienes hicieron justamente lo que debían, aunque es bueno destacar la garra, el temple y la entrega que mostraron ante un adversario supuestamente superior, ante 70 mil espectadores, en una cancha históricamente difícil y con un árbitro que se equivocó poco, pero siempre a favor del local: el codazo intencional de Luis Fabiano a Talamonti sancionado sólo con amarilla, el penal afuera del área de Raldes y la inexistente falta del Mellizo en el gol del empate. En segundo término, el buen trabajo del cuerpo técnico frente a las condiciones y el escenario más adversos, más allá de las lógicas críticas puntuales que pueden y deben hacerse sobre algunas decisiones.
Seguramente por eso, los incontables canallas que siguen al equipo de todas las formas imaginables, hoy le tributarán en el Gigante de Arroyito a este puñado de jugadores el reconocimiento que se merecen por haberle jugado de igual a igual a Sao Paulo y de haber estado a un ápice de vencerlo en el mismísimo Morumbí. enviar nota por e-mail | | |