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 domingo, 16 de mayo de 2004

¿Te acordás hermano?... de Eduardo Salvador L'Epíscopo
El ex insai izquierdo de Central del 48 al 55 asegura que debería haber jugado de 8 y que ahora es más conocido por el negocio de fotografía que tuvo con Estéfano que por el fútbol mismo

Miguel Pisano / La Capital

"Yo jugué al revés", sorprende Chiquito L'Epíscopo más de medio siglo después. "Yo era un zurdito habilidoso que jugaba de insai izquierdo, es decir de 10, pero chocaba contra los grandotes como Dellacha y me tiraban al córner. En cambio si hubiera jugado de 8, que en esa época era el volante más atrasado, podría haber rendido más porque podría haber tenido más la pelota y armar el juego con el centrojás", recuerda Chiquito en el comienzo de la charla. El ex half izquierdo de Central del 48 al 55 Eduardo Salvador L'Epíscopo es un personaje que se vistió de domingo y comparte un extenso café con Ovacion, en la calidez de su pequeño taller de fotografía y electrónica, en la vieja galería Rosario.

Nacido el 16 de febrero del 27 en avenida Godoy y Vera Mújica -así, con acento, como pronuncian los oriundos del futbolero barrio de Bella Vista a la calle que pasea por media ciudad enamorada de la vía del tren-, Chiquito comenzó a darle a la redonda en los numerosos huecos de antaño.

Hijo de Angela y Vicente, dos napolitanos que bajaron del barco, Chiquito perdió al viejo cuando apenas tenía ocho años, la lejana tarde que el gringo manejaba su camión por un camino cordobés y no oyó la bocina del tren. "Sólo me acuerdo de él por las fotos que me mostraba mi vieja, pero eso también me afectó para desenvolverme en la vida. Por eso quiero que el gobierno se ocupe de los chicos para que no haya ninguno en la calle", confía Chiquito cuando la charla se calienta.

-¿Dónde empezaste a jugar?

-A los 13 años empecé a jugar en la sexta de Provincial, donde me llevó don Enrique Solari, una persona que fue un segundo padre. Era un hombre mayor, que tenía dos hijos y armaba equipos. Me vio jugar en el estadio municipal y me preguntó si no quería jugar en Provincial, entonces me llevó a mi casa y les preguntó a mis padres si me daban permiso. Provincial tenía una sexta famosa, que jugaba de preliminar de los partidos de Central y Newell's. De ahí salió Benicio Acosta, que después fue centrojás de Boca.

-¿Siempre en Provincial?

-Siempre en Provincial, donde debuté en primera a los 17 años, con Scalona, Baigorria, Soressi y el Negro Díaz, un half derecho de Bella Vista.

-¿Por qué nacieron tantos buenos jugadores en Bella Vista?

-Porque había varias canchas, como las de Atlantic Sportsmen y Villa Pría, enfrente de la iglesia del Luján; el Fortín de Bella Vista, donde estaba la barra del Tato Mur.

-¿Cómo llegaste a Central?

-El presidente de Provincial era don José Cura, pero Enrique Solari manejaba el fútbol e hizo las tratativas con Central, que me compró el pase en 30 mil pesos en el 48.

-¿Y cuánto eran 30 mil pesos en el 48?

-Y serían alrededor de unos 300 mil pesos de ahora.

-¿Jugaste en la reserva de Central campeona del 50?

-Ese año la reserva salió campeona y la primera se fue al descenso, así que en el 51 jugamos con la reserva campeona y ascendimos.

-¿Tu mejor recuerdo fue el clásico que ganaron 4 a 3 en el Parque en el 50?

-Sí, me acuerdo que uno hacía el gol y el otro empataba y que con el Tato Mur hicimos dos goles cada uno. El primero fue una jugada entre el Tato Mur y el Torito Aguirre, me la corrieron y le metí un zurdazo al ángulo desde fuera del área, en el arco del Palomar. Y el último fue un desborde de Rabanito De Zorzi, que era rápido, por la derecha. Sabía que nunca la levantaba, yo era 10 y estaba por el otro lado, así que piqué al primer palo, la cabeceé con el parietal, el arquero se quedó parado y la pelota entró junto al otro palo, en el arco del hipódromo. Y después casi me matan: se me tiraron todos encima porque faltaban pocos minutos.

-¿Cómo jugaba Central en tu época?

-Acá los cuadros grandes crepaban todos. Venían Boca y River y se metían atrás porque desde que sacábamos salíamos como una tromba a ganar el partido. A lo mejor después venía Tigre y nos ganaba porque no atacábamos desde el principio, pero los grandes no ganaba ninguno.

-¿Y tu peor recuerdo?

-El día que me rompí los ligamentos de una rodilla, en un partido acá contra San Lorenzo. El half derecho se me tiró en tijera y me quedó un botín clavado en el barro y me giró la rodilla. Entonces no había zapatos con tapones de distinta altura. Creo que no tuvo intención de lesionarme y aunque me operaron no volví a jugar profesionalmente, solamente en el interno de Provincial. Tenía 28 años y jugué en veteranos hasta pasados los 40.

-¿L'Epíscopo y Estéfano eran como Gath y Chaves?

-Más o menos. En el 48 empezamos con el negocio de fotografía con mi socio, el Turco Estéfano, que era un tipo extraordinario, muy católico y excelente persona. Fuimos los primeros que viajábamos a Buenos Aires y mucha gente nos conoce por el nombre. Y hasta hoy es un orgullo que nos conozcan por el nombre.

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"Acá los cuadros grandes crepaban todos", recordó L'Epíscopo de sus épocas con la casaca auriazul.

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