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 domingo, 16 de mayo de 2004

El actor habla de "Luna de Avellaneda", que se estrena el jueves
Ricardo Darín: "No creo en los nombres convocantes"
Vuelve a trabajar con el mismo director de "El hijo de la novia" pero descarta tener el éxito asegurado

Rodolfo Montes / La Capital

Después de su gira con "Art" y otros proyectos en España, Ricardo Darín está de vuelta en la Argentina para presentar "Luna de Avellaneda", una nueva película de su amigo Juan José Campanella que lo tiene como protagonista. El director del fenomenal suceso "El hijo de la novia" volvió a convocar a Ricardo Darín para contar la historia de un club de barrio que supo de glorias, y que en el presente se hunde en el olvido. Una metáfora nacional imaginada en los turbulentos añas 2001 y 2002, que deja abierta varias lecturas posibles. Sin desechar la esperanza. Pero el filme tiene, además de Darín, un elenco de lujo que integran Eduardo Blanco, Mercedes Morán y Valeria Bertucelli.

-¿Qué te disparó la historia del club de barrio?

-Fue un mundo un poco nuevo. De chico no tuve mucho tiempo para practicar deportes o ir a un club. Trabajé desde muy chiquito.

-¿Con el antecedente de "El hijo de la novia", el proyecto "Luna de Avellaneda tuvo un atractivo especial?

-No es el punto de partida. Ni es el foco del nuevo trabajo. La historia es la único que tengo en la cabeza. Y no tengo ningún otro desafío que contar las cosas como me lo propongo. Lo que me mueve es contar una historia, hacerme cargo del personaje. Las primeras semanas son necesariamente de aproximación y se hacen escenas de menor compromiso. Con los días de rodaje, el trabajo se va ajustando.

-¿Cómo es Román, tu personaje?

-Román es un tipo muy cascoteado, al que las cosas no le salieron bien. Y se acomodó a vivir de ese modo, lo aceptó. Eso me produjo ciertas incomodidades.

-¿Román es la contracara de Ricardo Darín?

-No creas. A mí no me salió todo lo que hice. Muchas no me salieron, o tal vez no las impulsé con la fuerza necesaria.

-Sigamos con Román.

-Román es un tipo que está en la supervivencia diaria y "los números no le cierran", una típica frase argentina. Una frase que invalida cualquier discusión posterior. Cuando te dicen "los números no cierran", nadie tiene derecho al pataleo, una sentencia inapelable, una historia muy argentina.

-¿"Luna de Avellaneda" es la Argentina de la bancarrota?

-No sé si tanto. Cuando no te sale una y estás mal, y esto persiste en el tiempo, por lo general se termina bajando la guardia. Distinto es estar acabado. "Luna de Avellaneda" es un película dolorosa, en la que sin embargo nos reímos de nuestras propias desgracias. Pero no quiero influenciar a nadie, no tengo un registro previo que me diga esta película va a pegar o no en la gente.

-¿Es una película oportuna para el momento?

-Es una película pensada incluso antes del 2002. Sin embargo, no faltará quien crea que es una película "necesaria" en este momento del país, en 2004. Es pura casualidad. Las manifestaciones culturales deben ser recibidas libres de todo contexto político y clima social. El arte va por encima de todo eso.

-¿Te importa ser el nombre convocante de los proyectos, como en el caso de "Luna de Avellaneda"?

-La verdad es que no creo en los convocantes. Eso se puede caer en un pocos minutos. Por el contrario me siento incluido en un proyecto coral. Uno decide ver una película o porque lo aturden con los grandes proyectos, superpromocionados -de esos que te hacen sentir un boludo si no vas-, o porque te la recomienda un amigo. Son las películas que se defienden por sí mismas, por lo que le pasa a la gente cuando las va a ver.

-Tienen un valor adicional.

-Ocurrió con "Nueve reinas" en España, que se estrenó en dos salas, sin ninguna promoción y terminó generando un suceso enorme.

-Juan José Campanella, director de "Luna de Avellaneda", es amigo tuyo, ¿esa situación te obligó a meterte en el proyecto?

-No, entré en el proyecto atraído por la historia. Si bien soy un tipo culposo, también puede decir no. Busco mantener esa luz de libertad. Una vez en marcha, sin dudas disfruto de trabajar con un amigo.

-¿Volverías a trabajar en televisión?

-Si hay una buena historia, ¿por qué no?. Pero digamos las cosas como son: una tira es difícil que sea una buena historia. Digo, pueden surgir como una idea genial, pero después el día a día te termina comiendo.

-Las televisión diaria no ha sido tu fuerte.

-Con las telenovelas no la pasé bien.

-¿Por qué?

-Porque hay textos que no se pueden decir..., situaciones que no se pueden actuar. Me pasaba que me daban risa, no me concentraba. Me sentía un poco un payaso. Ahí me di cuenta que lo mío no era por ese lado.

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Darín rescató que el guión no es reciente pero se ve muy actual.

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