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 domingo, 09 de mayo de 2004

Delirio y muerte. Una mujer desequilibrada de 54 años asesinó a su padre, de 80, con 55 puñaladas
"Maté a papá, él era Satanás y tenía el demonio en el cuerpo"
Fuera de sí, Pilar Reyero hizo la confesión en una farmacia frente al complejo Village. Lo acuchilló delante de su madre, que está postrada, poniendo fin a una relación que según los vecinos siempre fue tormentosa

Pilar Reyero irrumpió ayer, bien temprano, en la farmacia ubicada sobre la avenida Eva Perón, frente al complejo de cines Village. Lucía desencajada, no coordinaba bien las palabras y estaba tan ensangrentada que al abrir la puerta de vidrio dejó marcadas sus manos. Entre balbuceos bramó: "Maté a papá. El era Satanás y tenía el demonio en el cuerpo; ahora no va a hacer nada. Le di varias puñaladas y me lastimé las manos". Los empleados del local se quedaron estupefactos, pero se comunicaron con el Comando Radioeléctrico. Minutos después quedaba al descubierto un feroz parricidio ocurrido durante la madrugada: la mujer, que tiene 54 años, había asesinado con 55 puñaladas a su padre de 80. Todo lo hizo frente a su madre, y esposa de la víctima, una discapacitada motriz que estaba postrada en una cama.

Pilar quedó detenida y alojada en principio en la seccional 14ª, pero debido a su condición de paciente psiquiátrica (ayer se dijo que sufriría de un cuadro de esquizofrenia, pero eso no estaba confirmado) sería trasladada a un lugar de detención idóneo.

Todo ocurrió poco después de las 5.30 en una casa de dos plantas de Cuba 802 (a unos cincuenta metros de Eva Perón al 5600). En ese lugar vivía Urbano Reyero; su mujer, Francisca Alvarez y Pilar. Según contaron algunos vecinos a La Capital, la familia estaba radicada allí hacía muchos años, aunque Pilar "iba y venía" cada tanto sin que se conociera mucho de sus pasos.

El detonante del crimen no estaba claro ayer para los investigadores policiales. Para los detectives pudo ser un brote de locura de la mujer (lo que en psiquiatría se suele denominar "pasaje al acto"), ya que Pilar fue tratada por desequilibrios mentales por los cuales estuvo internada un par de veces. Ayer se hablaba de un cuadro esquizofrénico, por el cual habría vivido un tiempo en una clínica de Buenos Aires.

Pero para algunos vecinos también pudo ser una venganza por supuestos maltratos que el hombre asesinado le infligía a su hija. "El tipo la volvía loca, no la dejaba en paz, la perseguía porque no quería que formara pareja. Ella contaba que hasta abusó sexualmente de ella", sostuvo una vecina de la cuadra que prefirió no dar su nombre y no se mostró sorprendida por lo que ocurrió.

De acuerdo a lo que los investigadores pudieron reconstruir, Pilar estuvo viviendo en otro lugar, al parecer en pareja, pero pocos días había regresado a la casa paterna. "No vivía permanentemente con los padres, sino que andaba medio errante, de un lado para otro", contó un oficial.

Vecinos escucharon ruidos de golpes contra una pared. "Llamá a la policía", la oyeron exclamar. Mayra, una chica que vive al lado del escenario del crimen, contó: "Fueron unos ruidos que me hicieron saltar de la cama. Con mi papá la escuchamos gritar. Pero, la verdad, no le dimos mucha bolilla. Siempre es lo mismo...", sostuvo la vecina en referencia a las peleas permanentes entre la mujer y su padre. La joven recordó que no volvió a escuchar nada hasta la llegada de los móviles policiales. "Cuando me asomé la vi a ella sentada en la parte de atrás de un patrullero. Estaba como sacada", agregó.

Arranque de locura o feroz represalia durante una pelea, lo cierto es que los forenses contabilizaron 55 heridas cortantes en el cuerpo de Urbano, que además tenía contusiones y moretones como si hubiese sido golpeado con un palo. "El ataque se consumó en el comedor de la casa. Todo el lugar estaba como si se hubiera producido una pelea muy violenta y hasta había palos de escobas rotos. Por eso suponemos que (Pilar) le haya tirado con todo lo que tenía a mano", sostuvo un vocero de Homicidios.

Luego de asesinar a su padre, la mujer salió de la casa y, ensangrentada, caminó hasta la farmacia Parola ubicada frente al complejo Village. Allí, en medio de una crisis de nervios, contó lo que había hecho y que lo hizo porque su padre estaba poseído por el demonio. Poco después, policías del Comando Radioeléctrico la detuvieron y convocaron a la Brigada de Homicidios y a la seccional 14ª para ir hasta la casa. "El cuerpo estaba en el piso del comedor, vestido, pero sin calzado. Llegué a contar como 40 puñaladas, pero había más", consignó un investigador.


Postración y espanto
Al lado del cuerpo, y recostada sobre una cama en evidente estado de conmoción se encontraba Francisca Alvarez, de casi 90 años, la mamá de Pilar y esposa de Urbano. "La viejita estaba tan shockeada que creía que el marido aún vivía. No quisimos interrogarla por obvias razones, vamos a esperar", agregó la fuente consultada.

Muchos vecinos coincidían que Pilar, una mujer muy vistosa y que de joven debió haber sido muy bonita, tuvo varias internaciones por problemas mentales. Pero también aseguraban que ella contaba a menudo los sufrimientos que le causaba su padre. "Se venía a tomar mate con nosotros y decía que la volvía loca, que no la dejaba tener novios y que la manoseaba", relataron dos jóvenes muy cerca del lugar del crimen. Las chicas recordaron que Pilar estuvo como un año sin aparecer. "Después volvió, su puso de novia y se tuvo que ir otra vez porque -según dijo- el padre no la soportaba".

Las muchachas también admitieron que últimamente veían a Pilar como "ida". Mayra, por su lado, recordó la última vez que se encontró con su vecina. Fue el viernes a la mañana. Pilar se acercó hasta ella con un sahumerio en la mano. "Dijo que lo quería curar al padre porque tenía el demonio encima. Estaba delirando, aseguraba que el papá la iba a matar con 15 policías".

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La casa donde se desató la tragedia está en Cuba 802, a 50 metros de Eva Perón al 5600.

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