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 domingo, 09 de mayo de 2004

Incidentes: La locura del final empañó la fiesta
Primero invadieron los hinchas de Merlo, después los salaítos y todo terminó en una batalla campal

Elbio Evangeliste / La Capital

¿Cómo explicar lo vivido en el final del partido en el Olaeta? Difícil. Antes que nada habría que dejar bien sentada la locura del hincha argentino, que una vez más dejó bien en claro que le cuesta muy poco pasarse de la raya. ¿Cómo dejar de mencionar también la apatía policial? Porque no fue poca cosa lo ocurrido ayer. Pudo ser una tragedia. ¿Cómo? Sí, aunque cueste creerlo, la batahola que se suscitó luego del ingreso de no más de 30 hinchas de Argentino de Merlo al campo de juego desembocó en una verdadera batalla campal entre las dos hinchadas que se dieron con todo ante la atenta mirada de la policía. Consecuencia: varios contusos, entre ellos el preparador físico salaíto Adrián Rocamora, algunos con heridas cortantes -el alcanzapelotas Daniel Tabella fue quien se llevó la peor parte- y mucho temor. ¿Detenidos? Ninguno.

Todo comenzó cuando el reloj marcaba 45' del segundo tiempo y el Cabezón García estampó el segundo gol albo. Allí unos 30 hinchas visitantes se mandaron al campo de juego para llevarse un souvenir, en primera instancia, de sus jugadores. El descontrol fue tal que la suspensión del partido se caía de madura, por eso los salaítos también saltaron el tejido para festejar. A todo esto los jugadores albos no sabían si ponerse a celebrar o escaparle al tumulto. Algunos eligieron lo primero, otros no tuvieron tiempo. Lo cierto es que durante algunos minutos se trató solamente de una invasión masiva, hasta que los simpatizantes de Merlo decidieron despojar de sus pertenencias a los flamantes campeones.

A partir de ese momento las barras se mezclaron y las piñas, los palazos, las corridas ganaron la escena. Todo esto ante el estatismo de la policía, que se quedó parada a un costado observando lo que ocurría hasta que finalmente se decidió a actuar.

A varios jugadores finalmente les robaron las camisetas y pantaloncitos, pero lo más lamentable fue el resto. Alcanza tan sólo con mencionar que el preparador físico salaíto Andrés Rocamora, por salir en defensa de Alberto Bassani, fue tirado al piso, rodeado por más de 10 hinchas de Merlo y golpeado como si se trata del peor de los delincuentes; que el entrenador Pablo Marini fue increpado y golpeado -también le robaron el reloj-; que el camillero y alcanzapelotas Daniel Tabella, de 23 años, terminó con su rostro bañado en sangre por un cachiporrazo de un policía.

Una vergüenza por donde se lo mire. Detestable desde todo punto de vista. Pero mucho más relajante resultó la situación cuando después de haberse calmado los ánimos, el comisario inspector Ricardo Ruiz, a cargo del operativo, quien luego de jactarse ante dos colegas de la "piña" que le había pegado a un hincha que quiso increparlo, afirmó muy suelto de cuerpo que "no hubo detenidos" y que "estas situaciones son difíciles de contener porque dependemos de la buena voluntad de la gente".

Un final de locura. Repudiable ciento por ciento. Porque lo que debió ser una fiesta terminó en otra muestra de barbarie, a tal punto que muchos se animaron a decir que se trató de una desgracia con suerte.

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El alcanzapelotas y camillero Daniel Tabella recibió un cachiporrazo de un policía.

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