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 domingo, 09 de mayo de 2004

Torturas en Irak. Un militar confesó su participación en los tormentos, que se aplicaban por órdenes superiores
"Nuestro trabajo era hacerles vivir un infierno a los presos hasta que hablaran"
La soldado Sabrina Harman dijo que el maltrato era sistemático, hasta que las víctimas "colaboraban"

Washington. - Una mujer que integra el grupo de siete soldados estadounidenses acusados de torturar a prisioneros iraquíes dijo que actuó bajo órdenes directas de la inteligencia militar para que "vivieran en un infierno" antes de ser interrogados. La mujer soldado afirma, en un reportaje del The Washington Post, que nunca se les dio instrucción sobre el trato a los prisioneros dictado por la Convención de Ginebra.

"El trabajo de la Policía Militar era mantenerlos despiertos, hacer que vivieran en un infierno para que hablaran" en los interrogatorios, para lo cual no había reglas, dijo la oficial de esa rama Sabrina Harman, de 26 años, originaria del estado norteamericano de Virginia.

"Traían uno o varios prisioneros por vez, ya encapuchados y esposados", detalló en declaraciones a The Washington Post via e-mail desde Bagdad. Harman, reservista del ejército estadounidense como todos los integrantes del batallón que tenía a su cargo la prisión de Abu Ghraib, dijo que su unidad recibía órdenes de oficiales de inteligencia militar a cargo de la cárcel -donde se torturó a los prisioneros iraquíes- y de personas contratadas para realizar los interrogatorios.

La oficial es la soldado que aparece sonriendo detrás de un montón de prisioneros iraquíes desnudos apilados en forma de pirámide, en una foto muy publicada por la prensa mundial (ver en esta página). Harman no dio detalles sobre las torturas ni el nombre de quienes las ordenaron. Además, se negó a contestar preguntas sobre los cargos de que está acusada, dijo el diario.

Según un documento de la fiscalía militar citado por el Post, Harman está acusada de filmar prisioneros a los que se les ordenaba desnudarse y masturbarse, y de atar con alambres las manos de un prisionero encapuchado al que obligaba a permanecer de pie sobre una caja asegurándole que sería electrocutado si se caía de ella. Además, Harman está acusada de tomar fotos del amontonamiento de prisioneros y de un cadáver.

Los que traían los prisioneros a su unidad de policía militar eran oficiales de inteligencia del ejército, agentes de la CIA o los propios "civiles contratados", y "ellos eran los que determinaban con quiénes ser buenos y con quienes no", dijo Harman. "Si el prisionero estaba cooperando en los interrogatorios entonces se le permitía conservar su mameluco y su colchón, y si pedía se le daban cigarrillos e incluso comida caliente", contó. "Pero si el prisionero no les daba lo que ellos querían, se le sacaba todo", hasta que la inteligencia militar "decidiera", agregó.

"El dormir, la comida, la ropa, colchones, cigarrillos, todo eso eran privilegios a cambio de información", detalló Harman, que aseguró que nunca le enseñaron las normas de la Convención de Ginebra sobre el trato a prisioneros. "La Convención de Ginebra nunca fue publicada, y ninguno de nosotros recuerda haber tomado una clase para leerla", afirmó. "La primera vez que la leí fue dos meses después de ser acusada. Leí todo, en particular todo lo que la prisión está violando. Es mucho", reconoció.

La madre de la soldado, Robin Harman, dijo al diario que su hija sacaba las fotos para exponer los abusos en la prisión, a pesar de que le había aconsejado no involucrarse. "Sabrina dijo que tenía que probar todo esto", aseguró Robin Harman. "Le dije que trajera las fotos a casa, que las escondiera y se mantuviera al margen de todo esto", agregó.

Harman trajo las fotos a su casa en Virginia durante una licencia de dos semanas en noviembre. Un investigador del ejército confiscó la computadora portátil de Harman y un CD con fotos digitales en enero, declaró al Post la chica con la que comparte su departamento.

Ya son siete los reservistas de la policía militar acusados de torturas. El viernes la soldado Lynndie England, de 21 años -que aparece en una foto arrastrando a un prisionero iraquí desnudo por medio de una correa- fue acusada de maltrato a detenidos.

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Una de las dos caras de la soldado Sabrina Harman en Irak.

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