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 domingo, 09 de mayo de 2004

El español presenta mañana en Rosario su nuevo disco en El Círculo
Ismael Serrano: "A lo mejor soy poco glamoroso por creer en la cercanía con el público"
El joven cantautor asegura que desconfía de los músicos a los que no se les puede preguntar nada

Fernando Toloza / La Capital

El cantautor español Ismael Serrano actúa mañana con su banda en Rosario, a las 21, en el teatro El Círculo. Llega para presentar "Principio de incertidumbre", el disco en vivo que grabó el año pasado en Madrid y que selecciona canciones de todos sus álbumes. Considerado por muchos el heredero de Joan Manuel Serrat, la convocatoria de Serrano, con sus temas urbanos, de amor y compromiso, no deja de crecer. En esta nueva gira argentina se tuvo que agregar una función más en el Luna Park porteño, donde el español actúo ayer y ofrece su segundo show hoy, en tanto que el tercero será para después de su presentación en Rosario.

"El disco en vivo quiere hacer una recorrida por mi carrera de siete años, desde mi primera canción, pasando por las que tuvieron mayor repercusión y también otras nuevas, pero en definitiva es un repaso de mi historia musical", dijo Serrano para después hablar con Escenario sobre los límites de la sinceridad de un cantautor, su figura como personaje y su tolerancia ante las comparaciones con Alejandro Sanz.

-¿Qué lugar ocupa la incertidumbre en tu vida y en tu carrera?

-Hablo de la incertidumbre desde un punto de vista positivo. La duda me parece un método vital muy saludable porque deja en nuestras manos el tema de que podemos forjar nuestro propio destino, nuestro propio futuro. La vida es incertidumbre porque participamos de ella, porque participan también los que están a nuestro alrededor. La historia, desde una perspectiva global, no ha terminado, no está escrita y es responsabilidad nuestra participar de ella y perseguir esa utopía de un mundo mejor en el que la felicidad esté mejor repartida.

-¿Y en tu carrera?

-Con respecto a la música, la incertidumbre es una constante fundamentalmente porque el público participa en el desarrollo de cada canción, de cada concierto. Para mí, la música es un diálogo cercano y vivo, en el que el público también tiene muchas cosas que decir. Luego este oficio, independientemente de cuestiones musicales, está más cargado de incertidumbres que nunca porque el panorama musical es un lugar en el que se imponen las estrellas fugaces, se prioriza la rentabilidad inmediata a los criterios estrictamente artísticos, y eso hace que la inestabilidad sea terrible.

-Da la impresión de que cada vez te va a escuchar más gente porque cada vez que venís hacés más recitales, ¿cómo afecta esto tu carrera de cantautor, que parece más hecha para un público intimista?

-No creo que la canción de autor sea una música de minorías. Es una música a la que puede acceder mucha gente, gente joven, porque hay unos tópicos en torno a la juventud que no le hacen justicia, que la presentan como pasota, desideologizada, acomodaticia. Yo creo, en cambio, que la juventud es muy heterogénea y que existe una gran parte de ella que participa, se compromete y cree en sensibilidades diferentes como las que proponen los cantautores. Con diferentes me refiero a lo que muchas veces imponen de manera tiránica los medios de comunicación. Julio Cortázar decía que no hay que confundir lo actual con lo moderno. Hay muchas cosas que tratan de decirnos que son modernas por el mero hecho de ser actuales. A mí la figura del cantautor me parece actual y moderna porque habla del mundo en que se vive, de sentimientos compartidos por mucha gente que se siente identificada con los sueños y las esperanzas que por lo general canta el trovador. Es cierto que no podemos hablar de una mayoría de la gente, pero sí de una inmensa minoría.

-¿Por qué los títulos de tus discos nunca llevan el nombre de una canción, salvo el primero?

-Porque me gusta conceptualizar, buscar una idea general que empape a todas las canciones, hallar una línea argumental, aunque no siempre sea fácil. Me gusta esa idea del disco como resumen del trabajo y del estado de ánimo que me ha ido acompañando a lo largo de todo un proceso de composición. Muchas veces me he vuelto loco para hallar el título de un disco.

-Al ser un cantautor y respaldar, cada vez que hablás, el oficio, ¿no dejás la puerta abierta a que te pregunten de todo, como un gurú?

-Sí, así es, pero el pavor que me da no es que me pregunten si no verme a mí mismo respondiendo de todo (risas), como si tuviera conocimiento. Pero, en cierto modo, tampoco es tan raro. Lo extraño es que haya ciertos músicos a los que no se les pueda preguntar sobre nada, y eso es de una superficialidad absoluta. Cuando se está cantando desde el compromiso y la reflexión abrís la puerta a la posibilidad de que te pregunten de todo, pero insisto en que para mí el problema más grave es cuando cierto músicos son incapaces de reflexionar sobre nada absolutamente, lo que demuestra que están en la música como podrían estar en cualquier otra cosa.

-¿Hasta qué punto puede ser un cantautor sincero?, ¿no se convierte también en un personaje?

-Mis canciones me definen muy bien. Para mí, la música es una terapia en la que uno descarga todas las ilusiones, todas las energías, toda la ira, la tristeza. Y para que sea una terapia tienes que ser jodidamente sincero, para bien y para mal. Esa sinceridad la llevó a otros aspectos porque no me gusta cuando se generan distancias absurdas entre el público y el artista. Quizá soy un artista poco glamoroso, pero porque creo en la cercanía, que además este género se merece. Soy como soy, y asumo el reto que eso significa. Ser sincero te genera amistades preciosas para toda la vida pero también genera odio en gente que no te soporta, pero bueno, una vez le escuché decir a Serrat muy sabiamente: quien no tiene principios, no tiene enemigos. Así que, qué se le va a hacer.

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Serrano repasará toda su carrera.

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