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 domingo, 09 de mayo de 2004

Operarios de ayer que hoy hacen escuela

"Antes en el colegio nos pasábamos en el taller cinco horas por día, inclusive los sábados. Y a ese ritmo cursábamos de primero a sexto año. Por eso salíamos de la escuela y nos podíamos poner a trabajar en la fábrica sin mayores problemas", recuerda Nazareno Moretti, un constructor y reparador de repuestos para industrias con 45 años de oficio y 62 de edad.

A Nazareno basta que le den un plano o una pieza de bronce, aluminio o acero para que cree otra igual. Supo hacer ese trabajo, desde su taller particular, para Somisa, Acíndar y grandes embotelladoras.

Pero antes de eso, en los 60, trabajó como docente de taller en un colegio y formó parte de la planta de la empresa Pinquetti SA, que fabricaba sal fina.

Cuando habla de esa época recuerda haber sido parte del poderoso cordón industrial que por entonces se extendía desde San Nicolás a Puerto General San Martín. Tiempos en los que en apenas cinco años, y sólo trabajando como obrero, sacó dos créditos, se compró un terreno, el primer torno, se hizo su casa, montó su taller y estrenó una pick up. "Es más, como con mis padres llegamos de Italia a la Argentina cuando yo apenas tenía ocho años, también en esa época les regalé el pasaje para que fueran a visitar su país por primera vez". Años de esplendor.

Hoy, junto a su hermano Vicente, mayor que él, sigue en plena actividad. Sólo ellos dos, y a veces con ayuda de un hijo, operan en los tornos, fresadoras, cepillos y limadoras de su pequeño taller de zona oeste.

Dice que actualmente no piensa en contratar a gente joven porque le implicaría destinar mucho tiempo para enseñarles a trabajar. Y asegura: "Hoy muchos pueden capacitar en el uso de tornos electrónicos, pero quedan pocos maestros de las destrezas convencionales del taller, y es una pena porque si bien la tecnología avanza, en este país cuesta invertir en lo último y se siguen usando las máquinas tradicionales. No sólo hay que saber usarlas, sino repararlas, ése es mi trabajo". Un trabajo que según Gustavo Pizzo, otro tornero de cuarenta y pico que tiene su propio taller, Nazareno sabe hacer como nadie. "El me enseñó mucho de lo que sé, ya quedan pocos maestros así", dice.

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Nazareno Moretti tiene 62 años y repara respuestos para la industria desde hace 45.

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