| domingo, 02 de mayo de 2004 | Memorias del feudo. A un mes de la intervención, los Juárez siguen presos La crisis en Santiago del Estero no deja a ningún político en pie Las secuelas del régimen sacuden el día a día y nadie sabe qué encierra el futuro Daniel Leñini / La Capital Santiago del Estero (enviado especial). - A un mes de la intervención federal, los santiagueños se encuentran diariamente con titulares que intentan engrosar la lista de despojos del gobierno juarista: "Las cuentas están en rojo", gritaron los títulos el martes; "exhuman los restos del ex gobernador Iturre para ver si fue asesinado en Paraguay", dijeron el miércoles; "megaestafa del gobierno de Juárez con un crédito millonario de 1997", fue el viernes; "Lanusse elimina delegados departamentales que formaban gobierno paralelo y red de espionaje", agregaron el mismo día.
Noticias todas brindadas en sendas ruedas de prensa por el ex fiscal (caso mafia del oro) Pablo Lanusse, cuyo equipo arribado desde Capital Federal copa la reducida plaza hotelera de la ciudad.
Los Juárez, mientras tanto, con 87 años el caudillo cinco veces gobernador y 71 su esposa Nina, permanecen detenidos en la casona particular de Alvarado al 300 ("La Rosadita") sin que nadie sepa de sus turbulencias. Poco muestra la fachada (un tapial de dos metros) más que el movimiento de dos suboficiales de la Federal; otros 10 efectivos se reparten en los restantes lados de la manzana por si los ancianos decidieran escapar.
Santiago, por indolencia del poder político y las propias miserias que arrastrará como todas, es hoy una comunidad reducida, pobre, desconfiada, con escasa actividad genuina más allá del empleo público. La provincia no despertó una inversión en décadas, señalan políticos y comerciantes que recuerdan intentos de Honda y Zanella antes de huir despavoridas; y cuando uno pregunta cuáles son las industrias existentes un grupo de 10 cadetes motoqueros responderá: "Hay una fábrica de soda y otra de gaseosa. Hasta la Grafa se fue hace años".
Todo el mundo habla de política y conoce a los responsables en Santiago. De Juárez, los motoqueros dirán que es más "ladino" y astuto que Menem y Kirchner juntos; de Nina que fue el gran desastre y no sabe hablar; del diputado José Figueroa (al que aquella mandó incendiarle la casa con él adentro) que no sirve por menemista y ex ahijado político del matrimonio; de Pololo Anahuate que llevaba gente a los actos repartiendo choripán, vino y porros de marihuana; de Musa Azar que fue el represor más temible y quien ordenó el crimen de la Dársena; de José Zavalía (ex intendente radical) que Juárez lo liquidó de a poco y para siempre al no enviarle las partidas mientras los municipales sumaban dos o tres meses impagos.
Pestes para todos mientras un interrogante surca las conversaciones: ¿y después de la intervención, qué?
El mandato de Lanusse es por seis meses con posible extensión por otros seis; pero la provincia ya fue intervenida por el hoy vicegobernador cordobés, Juan Schiaretti (1993-1995), y lo que siguió fueron otros ocho años de reinado juarista.
¿Podrá recuperar el poder el patriarca a través de un representante más joven?
Un remís conduce a La Capital diez kilómetros hasta La Banda, donde en una vivienda de barrio pobre está Olga de Villalba, la mujer que jaqueó al régimen con sus marchas reclamando justicia tras la muerte de su hija en La Dársena. Sus palabras: "Los Juárez no van a volver, ellos no... Pero el miedo es que la gente siga cómoda en su casa y vuelvan las raíces de los Juárez. Eso será peor que todo lo padecido. Si el pueblo no madura los Juárez nos comerán a todos".
Juan Manuel Beltramino, quizá el político más respetado en la ciudad (diputado provincial del ARI), dice que "el puesto público, la dádiva, la distribución de viviendas, los planes jefas y los bolsones de comida perfeccionaron el sistema clientelar". Y sostiene que el gobierno nacional "debería haber intervenido también las intendencias" si pretendía desmontar el aparato juarista.
A la intervención de Schiaretti la gente la recuerda como "una banda de saqueadores"; y por los relatos parecería desaconsejable que intenten una visita, además del cordobés, el gobernador hoy kirchnerista, ayer menemista y en 1988 cafierista Jorge Busti (Entre Ríos) y Eduardo Fellner (Jujuy), que lo secundaron en la gestión.
Cuando este diario se aleja de La Banda el remisero Edgardo Corvalán dice: "Esa es la curva de Truquillo. La llamamos así por un habitante que se quedó dormido en la vía, pasó el tren y le cortó las dos piernas estando boca arriba. Se desangró toda la noche hasta que lo rescataron por la mañana". Deja pasar unos segundos y el conductor precisa: "Está en sillas de ruedas. Y aún así sigue tomando...".
Después de unos días en Santiago, la pregunta es si esta población será tentada a probar el mismo veneno. enviar nota por e-mail | | Fotos | | Un canillita sostiene los titulares del día. Nina dejó un depósito de de 590 millones y una deuda de 731. | | |