| domingo, 02 de mayo de 2004 | Los nuevos socios son entusiastas, pero entre los "viejos 15" hay reservas Pros y contras de un gran salto adelante Dublín. - La ampliación concretada ayer de la Unión Europea es la mayor de la historia del bloque en términos de alcance, diversidad y desafíos políticos, económicos y culturales. El ingreso de siete países ex comunistas -Polonia, República Checa, Eslovaquia, Eslovenia, Hungría, Estonia, Letonia, Lituania-, más las islas mediterráneas de Malta y Chipre incrementó en un 20% la población del bloque (de 381 a 455 millones de habitantes) y hará de la UE el mayor mercado común del mundo. Pero la economía de la UE se incrementó en 12%, lo que da idea del diferencial de riqueza entre el Este europeo y el Oeste.
* El voto favorable a la incorporación a la UE en los referendos que se realizaron entre los nuevos ingresantes -salvo Chipre- fluctuó entre un 54% en Malta y un 93 en Eslovaquia, con una media de aprobación del 78%. La participación fue de un 46% en Hungría a un 91 en Malta. Pero, en contrapartida, la última encuesta Eurobarómetro de la Comisión Europea mostró que sólo apoya la extensión de la UE el 47% de la población de los "viejos" Quince.
* Los partidarios de la ampliación hablan de una oportunidad única para unir a Europa pacíficamente tras décadas de conflictos y división entre el Occidente europeo y el bloque soviético. Asimismo, pronostican un Viejo Continente más democrático, estable y próspero económicamente, por tanto más seguro, y un bloque de mayor influencia en la arena política internacional. Los críticos temen que se trabe la toma de decisiones por el incremento de oradores en las instituciones europeas, así como los riesgos económicos que acarrea la ampliación.
* Dado que los países que se incorporaron ayer a la UE son más pobres que los Quince -con una media del Producto Bruto Interno (PBI) per cápita un 40% más baja- algunos temen la carga económica que podrían implicar los "nuevos" para los "viejos". Los impulsores de la Unión responden que esos países, ya han demostrado su potencial de crecimiento desde la caída del comunismo, con un desarrollo económico que ahora se potenciaría. En los primeros tres años, la UE planea invertir 40.000 millones de euros en los nuevos Estados miembros para mejorar su infraestructura y economía.
* También se espera un gran flujo migratorio de los nuevos miembros hacia los del oeste, la mayoría de los cuales prevé mantener o ampliar las restricciones laborales para ciudadanos de los nuevos socios, al menos durante los primeros dos años.
Como consecuencia de la ampliación, a partir de noviembre, la Comisión Europea, el Ejecutivo del bloque, tendrá 25 miembros en lugar de los actuales 20, mientras que Parlamento de Estrasburgo tendrá 732 bancas en lugar de las actuales 626. Esto significa que la mayoría de los Quince tendrá menos parlamentarios y los cinco Estados más grandes -Francia, Alemania, el Reino Unido, Italia y España- perderán a uno de sus dos comisionados.
Divergencias sobre EEUU * Pero más importante es el surgimiento de probables desavenencias respecto de EEUU. Francia, Alemania y Bélgica, abanderados de la no alineación con Washington, impulsan una política de defensa europea extra Otán que EEUU no ve con buenos ojos. España acaba de sumarse a ese eje.
Al contrario, la mayoría de los nuevos miembros defienden el fortalecimiento de vínculo transatlántico. Esto tiene razones históricas obvias: en el este europeo se ve a EEUU como el sostén fundamental de la Otán durante la Guerra Fría, mientras estos países, bajo gobiernos comunistas títeres de Moscú, eran obligados a integrar el Pacto de Varsovia. Y para estas naciones está igualmente claro que fue Washington quien dio un impulso decisivo contra las decadentes dictaduras comunistas que ellas soportaban a fines de los años 80.
Si esto es válido para Polonia y Hungría lo es más en el caso de las tres repúblicas bálticas. Desde el fin de la IIGuerra Mundial Estonia, Letonia y Lituania, incorporadas por la fuerza de las armas del Ejército Rojo a la URSS de Stalin). A esto se suma el recelo remanente hacia el eventual renacimiento de tendencias expansionistas en el Kremlin, con el que además subsisten arduos conflictos por las minorías rusas que viven en estos tres pequeños países.
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