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 domingo, 28 de marzo de 2004

Mercados: La apatía no debería ser eterna
La plaza bursátil se planchó. Contra lo esperado, los inversores se encuentran líquidos y están al acecho

Salvador Di Stéfano / La Capital

El mercado accionario argentino luego de vivir jornadas vibrantes en donde no se sabía si se le pagaba o no al FMI, si se aprobaban o no las metas, pasó a transitar por días de apatía, con escaso volumen y poca voluntad en generar nuevos negocios.

El índice Merval cotiza en torno de los 1.230 puntos, son niveles similares a los alcanzados a fines de enero pasado. En la actualidad Argentina muestra una mejor perspectiva pasando sin problemas la revisión de metas con el FMI, pago los 3.100 millones de dólares y esta en camino a recibir un desembolso por el mismo monto que le permitirá recomponer sus reservas.

En el plano fiscal el superávit de las Nación y las provincias está in crescendo, superándose las estimaciones previstas por el propio gobierno y los organismos financieros internacionales. El dólar está cayendo y el peso revaluándose, producto de la gran oferta de divisas en el mercado.

El Banco Central de la República Argentina compra dólares contra emisión monetaria, sin que por el momento esto se traslade a precios.

La tasa de interés sigue en niveles bajos ya que las entidades financieras cuentan en sus activos con préstamos al sector público por los cuales cobran CER más 2% por ende no están en condiciones de pagar tasas elevadas con la magra rentabilidad que le deja el enorme caudal de préstamos realizados al Estado y los pocos negocios que existen con el sector privado, ya que quien esta en un sector ganador no necesita crédito y quien no esta en un sector ganador no califica.

En este escenario se ha destacado la performance los títulos públicos post default, que en la mayoría de los casos se han ubicado en valores récord como es el caso de los Boden o una interesante recuperación en los títulos que están cesación de pagos y próximos a reestructurarse.

Sin embargo, en materia accionaria parecería que estamos inmersos en una gran apatía. El mercado viene desarrollando un recorrido lateral sin aventurarse a corto plazo una caída de las cotización, ya que al relevar el resto de los fundamentos de la economía no habría razones para pensar en un derrumbe de precios. Pero a corto plazo no aparece el combustible dinamizador de las subas que es el dinero necesario para que los precios se despeguen en busca de nuevos máximos.

Las razones de la apatía bursátil son varias: en primer lugar los mercados internacionales no han aportado confianza para que haya desembolso de fondos frescos en los mercados emergentes, los últimos atentados terroristas han dejado inmovilizados a los mercados mundiales, en donde comenzó a observarse un vuelo a la calidad vendiendo acciones y comprando bonos, pero este intento quedó en un simple amague, ya que lo que precedió a este accionar fueron bajos volúmenes de negocios y lo más destacado pasó por cierto repunte en el precio del oro.

En segundo lugar, la crisis energética en nuestro país despierta algunas dudas en los inversores acerca de cómo afectara esto en el desenvolvimiento futuro de las empresas cotizantes.

En tercer lugar, el inicio de la reestructuración de la deuda pública aparece como un hecho muy auspicioso, pero el mercado no esté convencido de que se llegue a buen puerto con este tema. Aparecen entonces varias alternativas interesantes, como es el caso de la negociación que se esta llevando con las AFJP, donde se les propone un bono a 42 años de plazo, u otros ofrecimientos que se están estudiando como un bono a perpetuidad que no cancela nunca el capital pero con una tasa de interés fija e interesante. Y también está la posibilidad de un bono con quita y un cupón cuya tasa quede atada al crecimiento económico que tenga el país.

En verdad ninguna alternativa terminará de satisfacer a los bonistas perjudicados, pero nos parece que en esta oportunidad se está trabajando mucho más que en el pasado.

En cualquier caso existen muchas dudas y pocas definiciones en un contexto de incertidumbre, en donde el mercado refleja apatía cuando en rigor y de acuerdo a los fundamentos deberíamos estar presenciando una mejora interesante en precios, pero el disparador de las órdenes no aparece y los inversores lejos de poner el dinero están líquidos y al acecho.


Conclusiones
No comprar dólares y títulos públicos, el dólar está muy ofrecido y va directo a cotizar entre 2,80-2,90; los títulos públicos defaulteados cargan con la incertidumbre de la reestructuración y los no defaulteados en niveles de precios récord, en uno u otro caso lo mejor es esperar. La tasa de interés que pagan los bancos es extremadamente baja, y los depósitos a plazo fijo siguen en descenso.

Para el que está líquido la bolsa está para mirarla de afuera. Y para el que está adentro conviene esperar. No hay motivo para bajarse ni tampoco un disparador que potencie la suba. Domina la abulia, hay que esperar que pase.

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