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 miércoles, 24 de marzo de 2004

Charlas en el Café del bajo

-¿Qué es una paradoja, Inocencio?

-Es una idea absurda que se presenta como verosímil o real, es una idea oscura y extraña opuesta a la opinión general o al sentido común.

-Entonces yo estoy en lo cierto. Argentina no es un país, es una paradoja.

-Al paso que vamos creo que el país es menos que eso. Aumentó el precio de la carne, del pollo, del pescado, del vino, de los cigarrillos, de las naranjas, de la acelga, del gas, aumenta la inseguridad en todo el país, el consumo de droga, la violencia, disminuyó el poder adquisitivo de los trabajadores, pero eso sí..."

-¿Qué, Inocencio?

-Se arregla con el Fondo Monetario Internacional (no sin antes lanzar como corresponde políticamente y para la tribuna bravatas y bravuconadas); el hambre no está en vías de resolverse; la salud, la educación siguen desplomadas; se gobierna con los ojos puestos hace treinta años atrás; después de muchos años un juez declara inconstitucional los indultos de Menem (parece que es cierto eso de que "la justicia es lenta") y otro lo cita a declarar por las cuentas en Suiza. Sólo tengo una duda: ¿habrían actuado de igual forma si el presidente hoy fuera Menem?

-Me suena a discurso menemista todo eso.

-No, en absoluto, me molesta la hipocresía. Ahora resulta que a Menem nadie lo votó, nadie lo conoce, nunca nadie estuvo de acuerdo con sus políticas, los jueces no observaron lo que hizo y algunos gobernadores y legisladores tampoco. Y no me olvido de ciertos comunicadores que por arte de magia ahora son "neoprogresistas" cuando ayer eran neoliberales ¡Qué país! Mejor dicho ¡Qué paradoja!

-Al final tiene razón la senadora Roxana Latorre, los devotos menemistas de antaño son ahora acérrimos "pingüinistas".

-Si hay algo que a mí me provoca repugnancia es la mimetización, el acomodo, el cambio de careta. Claro, la situación escandaliza cuando se supone que aquellos que debieran ser ejemplo de conducta y honorabilidad son burdos payasos (con el debido respeto que me merece Piñón Fijo) que por unas monedas, por un puesto o por cierto poder bailan al compás del organito o pingüino de turno.

-¡Qué duro que está hoy, Inocencio!

-Claro, uno puede ser de izquierda, de centro, de derecha, pero no puede ser un reptil pelele, un saltimbanqui. Por eso respeto a la gente que, aún cuando no comparta sus ideas, permanecen fieles a sus pensamientos.

-Al respecto, y aun cuando discrepo en muchas cosas con ella, rescato la conducta de Elisa Carrió que anteanoche, en el programa del periodista Marcelo Longobardi, no tuvo pelos en la lengua para sostener que hubo irregularidades en el manejo de los fondos de la campaña del actual presidente, cuestionó las ventajas concedidas a ciertas empresas petroleras y pesqueras y denostó muchas medidas de gobierno, aun a costa -dijo- de ser tildada de canalla e ir presa. Eso es ser fiel a un pensamiento y sobre todo tener honor e independencia. Pero, esboce una conclusión final.

-Mi conclusión final es que todo esto que ocurre en el país es poco serio. Después de casi treinta años de democracia y de varios presidentes, de decisiones adoptadas en el marco constitucional y republicano, se habla, se debate y se gobierna sobre el pasado modificándose medidas adoptadas con nuevas medidas que tienen olor a revancha; una señora le dice al presidente qué gobernador debe ir o no a un acto; en un discurso de barricada se exclama que al imperio se le gana por nocaut, pero se firman los acuerdos con el emperador; los jueces tienen reacciones tardías (muy tardías para mi gusto); los que hace unas horas eran de derecha hoy son de izquierda; algunos peronistas hasta hace unos meses verticalistas hoy dicen ser transversales. En fin, querido Candi..., los que ayer se comían un rico vacío de carne vacuna con vino riojano hoy prefieren devorarse un cordero patagónico. Por supuesto, no dude que si mañana se ofrecen empanadas salteñas serán los primeros en estar sentado a la mesa del convite ¡Qué manga de mentirosos y farsantes! Mañana hablaré de la paradoja santafesina y de los que vienen de afuera a "enroscar".

Candi II

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