| miércoles, 24 de marzo de 2004 | Compra de libros de textos Estamos en época de inicio de clases, en época de compra de libros de textos. Mis hijos, ambos, han pasado de una escuela que, por el bajo nivel socioeconómico de sus alumnos, directamente prescindían de libros, a dos escuelas que sí le exigen tenerlos. No me molesta el hecho de la exigencia, creo estar en condiciones de hacer el esfuerzo para comprarlos y además soy amante de los libros y sé de la importancia que éstos tienen en una buena educación (sin soslayar por supuesto lo que la vida te enseña). Pero me vi sorprendido ante lo siguiente: en la principal librería céntrica para adquirirlos había colas de una hora mientras que en la plaza de libros usados muy poca gente estaba interesada en ellos. ¿Qué pasa? ¿Mientras los ricos sólo compran libros nuevos los pobres no los pueden tener siquiera usados? Al preguntar a padres amigos me responden: los usados están todos escritos. Yo no recuerdo en mi infancia libros que se escribieran. Antes los libros se pasaban de un año a otro y era mucho más fácil para la gente de pocos recursos hacerse de ellos. ¿Qué pasó? ¿la didáctica enseña ahora que hacer los ejercicios en el libro es mejor?, ¿será que las señoritas no quieren escribir en el pizarrón para que los chicos copien?, ¿será que todo fue pergeñado por las editoriales como estrategia de marketing para vender más? De ser así: ¿vamos a priorizar el lucro capitalista a la educación de los niños argentinos? ¿No se percató de esto el Ministerio de Educación, o es que es cómplice? El afán de lucro sin control (léase liberalismo) está literalmente acabando con todos nosotros. ¿Será de Dios poner fin a todo esto?
Daniel Glielmi
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