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 domingo, 14 de marzo de 2004

Testimonio
"Como los inños secuestrados"

"El método que aplicaron Videla con sus generales, almirantes y brigadieres con los libros fue el mismo que usaron con los seres humanos: se los iba a buscar y desaparecían. La campaña contra los libros la hizo el Ejército mismo: sus unidades recorrían las librerías céntricas y expurgaban las mesas y anaqueles. Camiones con oficiales y soldados. Recuerdo uno de esos episodios, que fue presenciado por centenares de personas, pocos días después del golpe de Videla. Estaba yo con un periodista de Clarín en "El Molino", de Callao y Rivadavia. Enfrente, por Callao, había un gran local de librería, un salón con mesas donde se apilaban libros, nuevos y usados. Allí paró un camión militar y comenzó el ritual macabro. Nos cruzamos para ver. Quería observar todos los detalles, las caras de los verdugos de la cultura. Un teniente marcaba con un movimiento del dedo índice y los soldados cargaban los libros y los arrojaban al voleo a la caja del camión (...).

La gente guardaba silencio. Como los niños secuestrados, los libros no tenían voz para defenderse. (...) La "limpieza" de los libros fue una acción de las que llaman de "inteligencia". En Córdoba, el general Menéndez se dio el gusto de hacer lo que llevaron a cabo los nazis en la Plaza de la Opera de Berlín, el 31 de enero de 1933: la hoguera de libros. Hay un documento firmado por el teniente Gorleri (nombre para recordar) donde ordena incinerar los libros de la antipatria y lo hace por "Dios, Patria y hogar". Pero cuando Hitler y Franco quemaron libros en la plaza pública, ese menester fue hecho por sus partidarios. En la Argentina lo hizo el Ejército. Un Ejército que quema libros jamás podrá vencer ni convencer".

(Osvaldo Bayer, en revista Humor, 29 de abril de 1983)

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