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 domingo, 14 de marzo de 2004

Movimientos para frenar el desgaste

El gobernador llamó un día al celular de su ministro de la Producción. El teléfono fue atendido por la secretaria del funcionario y, conforme las instrucciones de éste, preguntó, como era su costumbre: "¿Por qué motivo lo busca?". Testigos presenciales aseguran que la explosión de Jorge Obeid hizo honor a la fama con que se conocen sus arrebatos de ira. La anécdota, aunque menor, testifica el desgaste que en su relación con el mandatario (destinatario de las quejas de diversos sectores empresariales) pareció no advertir el todavía funcionario Cristian Desideri.

Al final, su preocupación por ver resentido su espacio de arbitrio ante la publicación anticipada en la prensa de sus planes terminó siendo innecesaria. Para reafirmar su principio de autoridad, Obeid demoró en una semana los cambios y con ellos llegó un dolor de cabeza: la operación de Desideri de incorporar el elemento territorial en su pelea por permanecer en el cargo. El funcionario, en realidad, conocía por ser parte del gobierno el trasfondo que motiva los cambios: la ciudad de Rosario. Cuando desde el gobierno se los justifica en la necesidad de "retomar el centro de la escena política", quieren decir, en rigor, que buscarán recuperar o pelear terreno en la ciudad dominada por el socialismo.

Y a esa estrategia heriría en su corazón el argumento de Desideri de que era el rosarino que el Ministerio de la Producción no tenía a su frente desde hace 20 años. Tanto es así que los principales funcionarios del gobierno, cada vez que sean consultados por los cambios, no dejarán de mencionar el hecho inédito de que Rosario tiene en el gabinete cuatro ministros (Carola Nin, en Educación; Claudia Perouch, en Salud; Roberto Rosúa, en Gobierno, y Ceretto, en Producción), ademas de secretarías de Estado (Miatello, en Promoción Comunitaria, y Tenrensio, en Medio Ambiente).

Es más, el discurso oficial se prepara también a resistir posibles reproches que pudieran bajar desde el norte. Gianneschi, como hombre de Reconquista, sigue teniendo rango ministerial como secretario de Estado de Trabajo. Es decir, sigue jugando en la primera línea. Pero aun así, la ciudad de Rosario, en la que Obeid sacó la diferencia de votos que le permitió llegar por segunda vez a la Gobernación, no estaría percibiendo una presencia provincial fuerte y efectiva. A diferencia, la Intendencia, con su bandera por la autonomía, parece haberle robado no sólo protagonismo sino también iniciativa. Lo admitan o no desde la Casa Gris, en sus despachos sintetizaron los cambios como "la batalla política por Rosario".

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