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 domingo, 14 de marzo de 2004

Dilemas que se ocultan en la transversalidad
La nueva construcción política sigue creciendo, pero nadie sabe cómo jugará Kirchner en el 2005, año electoral

Rodolfo Montes / La Capital

Por afuera o por adentro, o por las dos calles a la vez. En estos términos se plantea el dilema del espacio progresista que se acumula a gran velocidad detrás de la figura presidencial.

Unos piensan orientar al justicialismo hacia el lado que corren los vientos actuales: sin más trámite, convertirlo en kirchnerista. Otros elaboran organizaciones independientes del partido de Perón bajo el ala del actual liderazgo de Néstor Kirchner, y se entusiasman con la creación de una nueva herramienta electoral que supere la hegemonía del PJ. El patagónico, por ahora, alienta las dos opciones.

Todo crece a la vez y nadie puede asegurar para dónde jugará Kirchner al momento de ir a las urnas en el 2005. ¿Impulsará una boleta electoral sin la sigla PJ Lista 2, el escudo y las caras de Perón y Evita? ¿O intentará provocar un nuevo viraje histórico de 180 grados en el peronismo (y ya van...) para alinear toda esa enorme confederación de intereses, mayoritariamente estatales y provinciales, y ponerla ideológicamente a favor de su proyecto político?

La construcción de poder político propio es una de las necesidades básicas de Kirchner. El rumbo más o menos exitoso del gobierno, que recoge el acompañamiento del 75% de la población, contrasta con cierta precariedad estructural en los alcances organizativos de sus seguidores.

Aún no cuenta con una red partidaria dispuesta a proyectar y sostener sus objetivos políticos. Por ahora casi todo el apoyo se sostiene en los hombros de la opinión pública. Y, se sabe, los enamoramientos suelen bajar de intensidad con el tiempo.

El jueves pasado, cerca de 10 mil personas desbordaron Parque Norte con el fin de recordar esa fecha emblemática para los jóvenes de la izquierda peronista y otras organizaciones políticas: el 11 de marzo de 1973, cuando Héctor Cámpora (Frejuli) fue electo presidente con más de 6 millones de votos.

Con la voz entrecortada por la emoción y el cansancio, tras 40 minutos de discurso, Kirchner remató: "Reivindico a los jóvenes radicales del 73, los Intransigentes de Oscar Alende, los de la Democracia Cristiana, los de los partidos de izquierda y los del justicialismo, que soñamos con un país distinto. Hoy volvemos a creer y lo vamos a hacer".

El Primer Encuentro Nacional de la Militancia reflejó una nueva cruza de identidades políticas, conocida como transversalidad, con fuerte tono federal. Hubo peronistas (mayoritarios), radicales y distintos desprendimientos de esos partidos, corridos hacia la izquierda:

u El grupo Michelangelo: kirchneristas que trabajan para recuperar la herramienta electoral PJ y ponerla a favor del proyecto presidencial.

u Confluencia: ex peronistas y ex Frente Grande, antes miembros de partidos de izquierda. Buscan conformar una nueva instancia electoral por fuera. "El PJ es irrecuperable para este proyecto, sobre todo en algunas provincias como Buenos Aires", le dijo a La Capital Ramón Torres Molina, del Partido Memoria y Movilización Social, que tiene como principal referente a Eduardo Luis Duhalde, secretario de Derechos Humanos de la Nación.

u La Corriente: estructura netamente kirchnerista que apuesta a la recuperación del PJ.

u Ex Frepasistas: dispersos tras la experiencia fallida de la Alianza en 1999.


La discusión de fondo es determinar si la herramienta electoral del PJ merece una valoración positiva y, por lo tanto, constituirse en el eje central de un frente al estilo Frejuli. O, por el contrario, descartar para siempre la boleta que ganó casi todas las elecciones en los últimos 60 años, habida cuenta de su evidente fracaso (sobre todo en la última década) para mejorar la vida del pueblo.
En Parque Norte se notó la presencia de sectores del duhaldismo, que claramente no tienen ningún interés en poner en discusión el fundamento último de su existencia, la maquinaria electoral del PJ, ni asociarla hacia la izquierda ni compartir el poder. Pero, para no ceder espacios, concurrieron, le pusieron atmósfera peronista al encuentro e incomodaron a los no peronistas, organizadores originarios del acto.

Incluso recibieron a Kirchner cantando con toda la fuerza la marcha partidaria. El presidente les dejó entonar una estrofa, pero no movió los labios. Luego los cortó e inició su discurso. "No vinimos a mostrar la ficha de afiliación", descargó, para que todo estuviera claro desde el inicio.

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Néstor Kirchner procura una red partidaria que amortigüe sus objetivos políticos.

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